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Paul Manafort, el exjefe de campaña del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido hallado culpable por un tribunal de Alexandria (Virginia), a las afueras de Washington, de ocho de los 18 cargos de fraude de los que lo acusaba el fiscal especial para la trama rusa, Robert Mueller. La condena, no obstante, no se ha hecho pública ni aún hay fecha para ello, aunque le puede suponer al millonario lobista de Washington pasar el resto de su vida entre rejas. Este veredicto supone un serio revés para Trump y llega el mismo día en que el exabogado del magnate neoyorquino Michael Cohen se ha entregado al FBI acusado de cargos similares.

Manafort, que se ha declarado no culpable, fue enviado a la cárcel el 15 de junio tras haber intentado influir en las declaraciones de al menos dos testigos, lo que colmó la paciencia de la jueza de su otro juicio pendiente, que le mantenía el arresto domiciliario desde octubre, cuando se entregó al FBI.

 

El fiscal especial Robert Mueller investiga desde mayo de 2017, de manera independiente, al Gobierno estadounidense por los posibles lazos entre miembros de la campaña de Trump y Rusia, a la que las agencias de Inteligencia de EE UU acusan de interferir en los comicios presidenciales de 2016. Manafort supuestamente trabajó entre 2006 y 2017 para gobiernos extranjeros, incluido el Ejecutivo prorruso del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014), y para oligarcas rusos.

El proceso contra él es producto de la investigación de Mueller, pero no está relacionada directamente con las actividades que desempeñó entre marzo y agosto de 2016 en la campaña de Trump, de la que llegó a ser el jefe hasta que se vio obligado a dimitir por ocultar el cobro de 12,7 millones de dólares procedentes de Yanukóvich.

De los 32 imputados por Mueller, Manafort es el que tienes los lazos más estrechos entre el entorno de Trump y Rusia que tanto interesa al fiscal especial. Su mayor meta es determinar si hubo algún tipo de coordinación entre la campaña del republicano y la sofisticada estrategia de hackers y espías rusos de ayudar a Trump a ser presidente. El mandatario asegura sufrir una “caza de brujas” y trata de desacreditar a Mueller.

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