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Lima, 10 sep (EFE).- Con un 3,2 % más de presupuesto para 2021 y la esperanza de que la tributación aumente, el Gobierno de Perú estima que en 2022 se volvería a los índices de crecimiento pre-COVID, un pronóstico que los expertos ponen en duda y solo posible a costa de un mayor endeudamiento.

“Perú será uno de los países de América Latina, junto con Chile y Colombia, cuyo PBI retorne a niveles pre-COVID-19 en 2022”, señaló esta semana en redes sociales la ministra de Economía y Finanzas (MEF) peruana, María Antonieta Alva.

También lo aseguró así ante el Congreso, cuando a fines de agosto explicó el presupuesto de 2021, año sobre el que si bien se guardan las esperanzas de que llegue la vacuna, no existe a la fecha alguna que haya probado su eficacia.

PRESUPUESTO BASADO EN ENDEUDAMIENTO

Para el economista Carlos Casas, decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico, el presupuesto del MEF, analizado desde una pasada experiencia al interior de este ministerio, es “viable”, aunque puso los reflectores en el incremento del endeudamiento como fuente de financiamiento.

“Antes era del 27 % del PBI, ahora nos vamos al 35 % según el estimado del MEF, pero podría ser más”, señaló Casas a Efe sobre ese riesgo para este y el siguiente año.

El experto apuntó que esta medida, si bien también será aplicada por otros países, no debe ser pasada por alto.

Más preocupado por ello se mostró el economista Jorge Chávez, presidente ejecutivo de la consultora Maximixe, que señaló que el ministerio trabaja bajo supuestos “muy optimistas” como que, aún en un peor momento, el endeudamiento llegaría al 39 %.

“Creo que ahí no se están considerando ciertas contingencias como problemas de recuperación de los créditos de Reactiva Perú, que podrían llevar a la ejecución de la garantía del Estado”, apuntó Chávez a Efe.

El economista se refirió así al programa de respaldo al crédito privado que el Gobierno ofreció para ayudar a financiar la reactivación de las actividades productivas, paralizadas por el estricto confinamiento.

“Con este nivel de gasto tan fuerte estaríamos llegando al nivel de alrededor de 50 % del PBI en deuda pública, lo cual nos haría perder el grado de inversión, las tasas subirían y seríamos mucho más vulnerables a una recesión”, acotó Chávez.

CRECIMIENTO EN JUEGO

De otro lado, las estimaciones de crecimiento para 2021, sostenidas por Alva ante el Congreso, apuntaron a un 10 %, uno de los mayores de la región que, según dijo, se sostendrá con base en tres claves: el impulso de la demanda, al ‘stock’ de capital y a la competitividad y productividad.

Para Casas, el ministerio “peca de optimista” porque un 10 % es una cifra poco probable, y prefiere decantarse por un 6 % u 8 %, cifra más próxima a la estimada por el Banco Mundial para el país andino.

En tanto que las estrategias de inversión pública como Arranca Perú, un programa de construcción de vías y carreteras de más de 6.350 millones de soles (1.814 millones de dólares), con el que el Ejecutivo espera crear un millón de empleos, podría ser “una plata (dinero) mal invertida” porque “no va a generar un impacto estructural en la economía”, apuntó Chávez.

UNA VACUNA EFICAZ

Una de las principales críticas al presupuesto del Gobierno para 2021 ha llegado desde el sector Salud, quienes incluso con una huelga en plena pandemia, han denunciado una desatención de décadas, y que hizo que sus trabajadores tuvieran que enfrentarse a la COVID-19 con apenas 100 ventiladores mecánicos, frente a los 3.315 con los que, por ejemplo, contaba Chile.

Pese a ello, el Gobierno estableció 20.940 millones de soles (5.900 millones de dólares), solo un 13,22 % adicional al presupuesto de 2021, aunque elevó el porcentaje destinado a la reserva de contingencia que por ley debe ser igual al 1 % de los ingresos tributarios del Gobierno central.

“Para el 2021 se está incrementando fuertemente la reserva de contingencia, algo de 8.000 o 9.000 millones de soles (2.500 millones de dólares)”, algo que destacó Casas porque el próximo año seguirán en un contexto de incertidumbre y “es mejor tener la plata ahí, para poder inyectar el dinero”.

Aunque, con los índices de contagios y mortalidad a los que alcanzó Perú a fines de agosto, mes en el que se ubicó como primero en el mundo en tasa de mortalidad, Casas no cree que se pueda “estar peor”.

Chávez, por su parte, cree que el Gobierno debería ver la vacuna como una lotería y seguir trabajando “como si no se la fuera a sacar”.

LA INVENCIBLE INFORMALIDAD PERUANA

Ambos economistas señalaron que la pandemia no ha hecho más que revelar el complejo comportamiento de la economía peruana, construida con base en más del 70 % de informalidad.

Por ello, Casas consideró que probablemente en 2022, si los indicadores no responden positivamente, la única salida viable de recuperación será subir un punto porcentual al impuesto general a las ventas y una fiscalización de algunas actividades “rastreables” para asegurar la tributación, como servicios profesionales.

“La informalidad el problema es que aumenta rápidamente, pero decrece muy lentamente”, agregó Casas.

Similar opinión a la de Chávez, quien cree que la crisis pandémica “debe ser una utilizada como una palanca para formalizar la economía y reducir la vulnerabilidad económica y social”.

Mónica Martínez y Mercedes Palomino

(c) Agencia EFE

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