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Nueva York, 4 may (EFE).- Nunca se le ve la cara, pero por sus salidas de tono y los escándalos sexuales que le rodean, todos parecen conocer al presidente ficticio que da título a la nueva comedia feminista de Broadway, “POTUS” (Presidente Of The United States, el acrónimo para referirse al mandatario).

Con un largo y descriptivo subtítulo, traducido como “Detrás de cada gran pendejo hay siete mujeres intentando mantenerlo vivo”, la irreverente obra, ambientada en una Casa Blanca sostenida únicamente por féminas durante un día de locos, apenas deja dudas sobre su referencia velada a la era Trump.

En la presentación a los medios este miércoles, la audiencia se desgañitó de risa desde la primera escena entre una jefa de gabinete (Julie White) y una oficial de prensa (Suzy Nakamura) que están histéricas porque el presidente ha llamado “cunt” (expresión vulgar que significa coño o puta) a su esposa en público.

Pero la primera dama (Vanessa Williams) resulta ser una mujer de armas tomar, igual que la periodista (Lili Cooper) que está escondida en un armario, escuchando, cuando aparecen la amante embarazada (Julianne Hough) y la hermana expresidiaria y lesbiana (Lea Dearia) del mandatario, desatando un divertido caos.

La séptima en discordia, con un papel hilarante, es una secretaria incompetente (Rachel Dratch) que empieza a alucinar y corretear -incluso por los pasillos entre el público- tras ingerir accidentalmente unas drogas, y que mete en apuros a todas las demás mientras intentan lidiar con el apodado como “POTUS”.

La obra llega en un momento muy oportuno dada la encrucijada política que afronta el país y así lo reflejó el público de Nueva York, bastión demócrata y polo progresista de EE.UU., al reaccionar con vítores y aplausos a la defensa que hace la joven amante del derecho a abortar, que podría ser revertido en la realidad.

También hay un guiño a “The Handmaid’s Tale” (El cuento de la criada), la novela de Margaret Atwood convertida en serie de Hulu y con gran éxito entre las nuevas generaciones de feministas, que imagina un Estados Unidos distópico y regido por fanáticos en el que las mujeres fértiles son esclavizadas sexualmente.

Los ojos atentos advirtieron el lema de resistencia de esa otra ficción, “Nolite te bastardes carborundorum” (no dejes que los bastardos te hundan, en un latín inventado) sobre el telón de un evento al que debe acudir el presidente y en el que todas estas mujeres tan diferentes de su entorno acaban formando una sororidad.

En ese momento culminante, aderezado con grandes dosis de humor y lenguaje coloquial, las protagonistas se pusieron a cantar y bailar levantando en una ovación a la audiencia, que se mantuvo de pie durante un popurrí final de canciones con letras como “todos nacemos en igualdad”.

“POTUS” ha causado sensación entre la crítica no solo por su reparto totalmente femenino, también porque lo es la mayor parte de su equipo, incluyendo su dramaturga novel, Selina Fillinger, que debuta en Broadway con esta obra, y su directora, Susan Stroman, ganadora de varios premios Tony.

Nora Quintanilla

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