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La Paz, 12 abr (EFE).- La rivalidad en el seno del Movimiento al Socialismo (MAS) entre el bloque del exmandatario Evo Morales y el del presidente Luis Arce alcanza a figuras simbólicas con lo que crece la duda de cómo afrontará los comicios de 2025 el partido gobernante, inmerso en un cruce de acusaciones por temas políticos y económicos.

En el último año el MAS ha afrontado una división entre el “evismo”, que constantemente cuestiona a algunos ministros, denuncian supuestos casos de corrupción y acusa de traición a Arce y al vicepresidente del país, David Choquehuanca.

La última arremetida vino del propio Morales, como líder del MAS, que en el aniversario 28 del partido y en presencia de Arce y Choquehuanca lanzó fuertes críticas e, incluso, dijo que había que “alejar a los ortodoxos” de la economía del país y “mejorar el Gabinete para hacer una buena gestión política”.

Las constantes fricciones entre los “evistas” o “radicales” y los “arcistas” o “renovadores” ya le pasan factura a figuras que han sido fundamentales dentro del desarrollo del movimiento político y del propio Gobierno de Morales (2006-2019).

El analista y experto en historia política Pedro Portugal señaló a EFE que las fricciones en el MAS son parte de una “depuración interna” para afrontar las elecciones de 2025, algo que requiere de “modificaciones internas profundas”.

MORALES Y CHOQUEHUANCA

Una de esas figuras es precisamente el vicepresidente Choquehuanca, quien recientemente tuvo problemas para llegar al trópico de Cochabamba, el principal bastión político del ala “evista”, en donde los dirigentes locales le exigieron un “permiso especial” y lo acusaron de dividir al partido.

A juicio de Portugal, la confrontación entre Morales y Choquehuanca es de larga data con diferencias “político e ideológicas” relacionadas con “quién está detrás” de cada figura, ya que ambos poseen un “aparato (político) criollo” detrás.

Morales “llegó al poder” con el apoyo de las ONG, pero estas “se fueron decepcionando” por las políticas en su Gobierno contrarias a “postulados ecologistas (y) ambientalistas” y que vieron en Choquehuanca a un “mejor defensor” de esas causas, dijo.

A esto se suma que Morales “no toleraba a ningún otro indígena que esté a su talla” y que solo Choquehuanca permaneció vigente al tener “su propio aparato” político y porque siendo canciller jugó un “rol magnífico” para mostrar al mundo que Bolivia tenía un Gobierno indígena, indicó Portugal.

MORALES Y GARCÍA LINERA

Otro es Álvaro García Linera, quien fue vicepresidente de Morales por casi de 14 años y que después de la crisis de 2019 ha estado apartado del MAS y dedicado a sus actividades académicas fuera de Bolivia.

Hace unos días Morales dijo que tenía “un enemigo más” aludiendo a García Linera, luego de que éste expresara en varios medios locales la necesidad de que Arce y Morales se reúnan y resuelvan sus diferencias, pues de lo contrario ambos podrían ser responsables de una “derrota” del MAS en los comicios presidenciales de 2025.

El experto sostuvo que la tensión entre Morales y García Linera responde a “quién entre ellos tiene la culpa” de la crisis política que sacó al MAS del Gobierno en 2019, cuando los sectores de oposición denunciaron un fraude electoral y el entonces mandatario renunció acusando un “golpe de Estado” en su contra.

Portugal recordó que García Linera, con pasado guerrillero, fue quien “indianizó al MAS” y que él mismo se puso como “puente” entre Morales y el mundo mestizo boliviano y era “quien dirigía” al líder del partido gobernante con una subordinación “total y absoluta”.

Las declaraciones de García Linera “son la constatación de ese rompimiento”, por ello es que el exvicepresidente de Morales se “hace parte de los reformadores” o “arcistas” y ahora Morales lo identifica como “un traidor más”, añadió.

MORALES Y ARCE

La fricción entre ambos, según Portugal, “es reciente” y responde a que Morales “creyó” que Arce podía “jugar el rol de administración de la situación”, luego de su renuncia a la Presidencia, y “preparar el camino de su retorno” al Gobierno.

Según Portugal, el expresidente consideró que, igual que García Linera, Arce podía tener una actitud complaciente y eso significó una “subestimación política” hacia el actual presidente boliviano, quien fue ministro de Economía en el Gobierno de Morales y es considerado el padre del milagro económico boliviano.

“Ningún presidente en funciones puede jugar la función de títere solamente para asegurar la venida del líder” y Morales “quiso forzar a Luis Arce a ejercer ese rol”, añadió.

Portugal consideró que “la única posibilidad” que tiene el MAS para “prolongar su ciclo de vida” es que haya una “renovación”, se aborden “cuestiones de esencia” como una “nueva visión de país”, y que Morales “dé un paso al costado” y “sin la pretensión de querer volver a ser presidente” en 2025.

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