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Real Madrid derrotó por 1-0 al Espanyol en la quinta fecha de la Liga de España y sigue sin conocer la derrota en esta temporada. El conjunto blanco ganó con lo justo gracias a un gol de Marco Asensio (41′) quien se ha convertido en uno de los mejores jugadores en este inicio de campaña.

Nunca es fácil gestionar una resaca de noche europea en pleno maratón de partidos. Menos aún si el rival llega inspirado, como el Espanyol. Rebajar las pulsaciones y las rotaciones conllevan un peligro que esquivó un Real Madrid sin Carvajal, Marcelo, Kroos ni Bale. Buena parte de su columna vertebral.

Era el momento de mostrar si el fondo de armario madridista ha mejorado respecto al pasado curso. Uno de los que ayuda a conseguirlo es Odriozola. Puro descaro en su debut en un Bernabéu que le pesó tan poco como el escudo. Encontró una vía para correr la banda y explotar su físico. Rubi decidió cerrar por dentro para frenar la magia de jugadores como Luka Modric, Dani Ceballos o Isco, y regaló las bandas viendo que Nacho era el elegido para el costado izquierdo.

El Real Madrid pasó de protagonizar un vendaval de ocasiones ante el Roma a disparar una sola vez a puerta en toda la primera parte. Fue gol. Castigó el único instante de desorden defensivo del Espanyol tras perdida. Hasta ese minuto 41 fue un bloque unido que tapó espacios y fue directo cuando tuvo el balón.

El peligro a caer en un segundo tropiezo liguero consecutivo planeó en el Bernabéu durante todo el partido. Las ovaciones para un taconazo en movimiento de Dani Ceballos o un baile en el alambre de Isco, sobre la línea de su propia área grande, no ocultaba una realidad que desesperaba a Julen Lopetegui en su área técnica. Fue cuando llegó el único error del Espanyol, la carrera de Modric y el castigo en forma de disparo cruzado raso y ajustado al poste de Marco Asensio.

El tanto era anulado en primera instancia por el juez de línea y concedido dos minutos después por el VAR. Su trascendencia se comprobaría con el paso del encuentro, sin alterar sus planes el Espanyol al ir por debajo en el marcador. Esperó su oportunidad y la pudo devolver a un error grave de Sergio Ramos, en uno de esos excesos de confianza que en ocasiones cuestan caros.

Avisado quedaba un Real Madrid que cuando buscó la sentencia se topó con un viejo amigo de la casa, Diego López. Dejó un paradón al testarazo de Ramos tras un pase medido con el exterior del pie de Isco y firmeza ante disparos de un Lucas Vázquez que busca su sitio y Marcos Llorente que tuvo sus primeros minutos del curso. Al Espanyol solo le faltó un último impulso para puntuar. Su buena imagen no fue suficiente.

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Real Madrid recibe con rotaciones y sintiendo la ilusión de su afición por la gran imagen dejada ante el Roma en el debut de la Champions League, a un Espanyol instalado en su mejor versión en un buen inicio de curso, que desafía a sus malos números tras 22 años sin ganar en el Bernabéu.

 

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