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Río de Janeiro, 2 jul (EFE).- El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, llegó este sábado a Río de Janeiro y minimizó el hecho de que el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, haya decidido cancelar la reunión que tendrían el próximo lunes en Brasilia.

El propio Bolsonaro informó la víspera que la audiencia y un posterior almuerzo con Rebelo de Sousa habían quedado “cancelados” por el hecho de que el líder portugués también tiene previsto reunirse este domingo en Sao Paulo con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, su mayor antagonista en la política brasileña.

Aunque Bolsonaro no lo precisó, esa poco diplomática reacción está vinculada directamente con las elecciones de octubre próximo, en las que intentará renovar su mandato a pesar de que todas las encuestas dan como claro favorito a Lula, con cerca del 50 % de las intenciones de voto.

“Paso por encima de esas cosas”, porque “lo importante son las relaciones entre los pueblos”, declaró el presidente portugués a periodistas poco después de zambullirse en las aguas del Atlántico en la playa de Copabacana, por donde dio un paseo antes de iniciar su agenda oficial.

Rebelo de Souza explicó que su “prioridad” en Brasil es celebrar los 100 años de la primera travesía aérea del Atlántico, realizada en 1922 por dos pilotos lusos, y asistir esta misma noche a la inauguración de la Bienal del Libro de Sao Paulo, dedicada este año a Portugal.

También dijo que mantiene el resto de su agenda, que este domingo incluye la entrevista con Lula que irritó a Bolsonaro y un encuentro con el también expresidente brasileño Michel Temer.

Poco antes de viajar hacia Brasil, que el 7 de septiembre próximo celebrará el bicentenario de su independencia de Portugal, Rebelo de Sousa ya le había restado importancia a la decisión de Bolsonaro, de la que fue informado aún en Lisboa.

Según el mandatario portugués, “nadie muere” por una reunión cancelada y cualquiera puede “mantener o retirar una invitación”.

También aseguró, como reiteró este sábado en Río de Janeiro, que la decisión del líder de la ultraderecha brasileña no afectará la relación entre Brasil y Portugal, pues esta trasciende el ámbito de los propios Gobiernos y en realidad pertenece “a los pueblos”.

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