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Tegucigalpa, 6 abr (EFE).- La Embajada de Panamá en Honduras dijo este miércoles que el sacerdote panameño Donaciano Alarcón, expulsado de Nicaragua hacia este país, se encuentra “en buen estado de salud”, y puso a su disposición la asistencia consular y el apoyo que necesite.

Alarcón fue expulsado el pasado lunes de Nicaragua, cuyas autoridades lo trasladaron hasta la frontera con Honduras acusado de predicar a favor del obispo nicaragüense Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años por delitos considerados “traición a la patria”, según relató este mismo miércoles el sacerdote desde la ciudad hondureña de San Pedro Sula.

La Embajada panameña señaló que tras cruzar la frontera Alarcón fue “trasladado a San Pedro Sula, donde está ubicada la sede de los misioneros claretianos en Honduras, congregación a la cual él pertenece y sitio en el que se mantendrá hasta su nueva asignación”.

“El Superior de la Casa Claretiana en San Pedro Sula, el párroco Manuel Sánchez ha agradecido la disposición de la Embajada en atender este caso”, indicó una misiva de la legación diplomática.

Agregó que la embajadora de Panamá en Honduras, Delia Villamonte, se trasladará a San Pedro Sula para conversar con Alarcón “y poner a su disposición la asistencia consular y apoyos necesarios de ser solicitados por él mismo”.

En declaraciones a periodistas en San Pedro Sula, Alarcón dijo que cree que su expulsión obedeció a que mencionó en sus homilías “a monseñor Álvarez, que usted sabe que es un preso político para ellos (el Gobierno del presidente Daniel Ortega, y) eso puedo ser mal interpretado”.

Explicó que durante las litúrgicas, los sacerdotes deben orar por el papa Francisco y por los obispos “aunque eso incomode”.

“Puede ser eso”, la mención de Álvarez, la causa de la expulsión, “o puede ser, y voy a admitirlo públicamente, que haya sido imprudente en alguna homilía sin darme cuenta”, añadió.

Las relaciones del Gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica viven ahora momentos de gran tensión, marcadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes y la prohibición de actividades religiosas.

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, llamó “mafia” a sacerdotes, obispos, cardenales y al papa Francisco, quien tildó de “dictadura grosera” al Gobierno sandinista y señaló “un desequilibrio de la persona que dirige” el país centroamericano, uno de los más pobres del continente.

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