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Jerusalén, 10 ene (EFE).- La contagiosa variante ómicron de la COVID-19 sigue propagándose con rapidez por Israel, que hoy registró otro récord de 32.000 contagios diarios, una cifra que prácticamente duplica el máximo de casi 17.000 infecciones del viernes pasado.

EFE/EPA/ABIR SULTAN

Ayer domingo se detectaron unos 21.500 casos nuevos con pruebas PCR y unos 10.000 positivos con test rápidos de antígenos llevados a cabo por los propios ciudadanos, según el Ministerio de Sanidad.

EFE/EPA/ABIR SULTAN

Este número ilustra también el veloz aumento de la morbilidad en el país, de unos 9,4 millones de habitantes, que por ahora no ha tomado severas restricciones para frenar su quinta ola de contagios.

La cantidad de infectados graves en los hospitales, ahora unos 222, se ha doblado también en cuestión de una semana, pese a que los centros sanitarios no están colapsados y tienen aún capacidad para acoger a muchos más pacientes críticos.

Otro elemento que evidencia el repunte de la tasa de infección son los contagiados activos, que ya suben a más de 133.000, un número mucho más alto en relación a los 86.000 de hace tres días.

El previsible incremento de contagios hizo que el Gobierno israelí cambiara hace pocos días las directrices para la realización de pruebas de coronavirus: los PCR se reservan para los mayores de 60 años o personas en riesgo, y los menores de esta edad hacen test de antígenos.

Justo hoy, para asegurar su efectividad -expertos sanitarios han criticado que los test de antígenos arrojan entre un 20 % y 30 % de falsos negativos-, Sanidad recomendó que los ciudadanos se hagan la prueba no solo frotándose la nariz, sino también la garganta, una indicación que no se ha establecido aún a nivel internacional.

La jefa de Salud Pública de Sanidad, Sharon Alroy-Preis, también pidió hoy que aquellos en contacto con contagiados se hagan más de una prueba de antígenos o esperen al menos tres días desde que estuvieron expuestos antes de realizar una prueba con kits rápidos.

A su vez, el coordinador de la pandemia, Salman Zarka, estimó hoy que Israel podría superar esta ola en entre tres y cinco semanas, aunque advirtió de que se podría plantear otro confinamiento si los enfermos graves hospitalizados superan los 600.

“Es muy importante que no alcancemos esta cifra. Si lo hacemos, es posible que tengamos que alzar una bandera roja y recomendar al Gobierno (que imponga) restricciones más importantes, incluido un cierre”, declaró Zarka, que sin embargo matizó que el país sigue aún lejos de estar en tal situación.

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