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Bangkok, 13 may (EFE).- Unos 52 millones de tailandeses están llamados a votar este domingo en unas polarizadas elecciones generales, consideradas como “cruciales” tras una década bajo la sombra de los militares y que podrían significar un giro democrático para el país asiático con una victoria de la oposición.

La carrera electoral ha estado marcada por el pulso entre la oposición prodemocrática -que parte como favorita bajo el paraguas de los partidos Pheu Thai y Move Forward- y los promilitares, encabezados principalmente por la figura del actual primer ministro y general que lideró el golpe de 2014, Prayut Chan-ocha, quien aspira la reelección por el conservador United Thai Nation.

A pesar de que los sondeos indican una amplia ventaja de la oposición, no será fácil lograr los 376 asientos que le permitan gobernar, debido a que en la elección de primer ministro votan los 500 miembros del Parlamento, salientes de los comicios, y los 250 miembros del Senado, elegidos a dedo por la extinta junta militar que gobernó el país entre 2014 y 2019.

Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Administración del Desarrollo (NIDA) el Pheu Thai, liderado por el poderoso clan Shinawatra, ganaría con el 38,32 % de los votos, seguido de Move Forward (33,96 %) y United Thai Nation, del actual primer ministro, obtendría 12 %.

Expertos consultados por EFE coinciden en que pesan muchas “incertidumbres” sobre estos comicios, ya sea acerca de si los resultados serán respetados por el Ejército, si el vencedor logrará una coalición para formar Gobierno o incluso los temores de posibles disoluciones de partidos -habituales en elecciones anteriores.

Sin embargo, consideran que, por primera vez desde hace mucho, la batalla entre los campos conservador y progresista logra romper la frontera de las calles y llega, de hecho, al terreno electoral.

“Esta es la primera vez que vemos todo el espectro, desde los ultraderechistas hasta los socialdemócratas, compitiendo también en el Parlamento, porque en el pasado la mayor parte de la batalla entre los diferentes campos ideológicos se daba en la calle”, explica en una entrevista con EFE la politóloga Kanokrat Lertchoosakul.

Es precisamente la diversidad en el espectro político que hace estas elecciones “históricas”, que podrían representar un importante paso para madurar la incipiente democracia en Tailandia, que acumula un largo historial de golpes de Estado -13 desde el fin de la monarquía absoluta y la instauración de la primera Constitución, en 1932.

“Esta elección va a decidir lo que sucederá en un futuro muy cercano, no solo en los resultados del nuevo Gobierno, pero también si realmente hemos alcanzado esta nueva etapa política de democracia electoral”, recalca la experta.

Una de las peculiaridades que marcan estos comicios es el conflicto generacional entre lo jóvenes, que crecieron en medio de sucesivos golpes, y los más mayores, que ven las instituciones tradicionales como protectoras de las costumbres y consideran el sistema parlamentario o la democracia temas secundarios.

“Las generaciones más jóvenes han vivido casi la mitad de sus vidas bajo el régimen militar”, por eso “ya no compactan con esta política y sienten que un cambio es muy necesario”, afirma a EFE Piyarat Chongthep “Toto”, candidato al Parlamento por el reformista Move Forward.

PAÍS SECCIONADO

Aunque Tailandia ha cosechado “múltiples progresos” en los últimos años y nunca tuvo “una fuerza democrática tan fuerte como ahora”, el politólogo Pitch Pongsawat pondera que la sociedad permanece “profundamente dividida” entre los que anhelan los cambios y los defensores del régimen que aspiran a preservar el status quo.

Asimismo, apunta que, de confirmarse vencedora, la oposición tendrá que poner las diferencias a un lado y encontrar un término medio que le permita formar Gobierno, ya que difícilmente obtendrá la mayoría absoluta de los asientos entre las dos cámaras del Parlamento.

“Hay una gran posibilidad de que el campo demócrata o anti-régimen gane esta elección. Definitivamente son más populares que el régimen en todas las encuestas, pero todavía hay una gran competencia dentro del propio campo demócrata”, matiza Pitch.

Más allá de las contiendas ideológicas, el Gobierno entrante tendrá por delante el desafío de recuperar una desgarrada economía, que aún tiene que recuperarse del impacto de la pandemia de la covid-19, y mitigar los efectos de la creciente pobreza e insatisfacción popular en el país.

Los partidos apostaron, así, por una agenda más populista, que incluye aumentar el salario mínimo, congelar deudas o incluso regalar criptomonedas, mientras que la agenda de los valores -muy destacada en elecciones pasadas- quedó relegada a un segundo plano.

“Para las generaciones más mayores, lo más importante de esta elección es encontrar soluciones para los problemas económicos, pero la generación más joven también se centra en la democracia”, sintetiza el decano de la facultad de ciencias políticas de la Universidad Ubon Ratchathani, Titipol Phakdeewanich.

Nayara Batschke

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