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Bangkok, 12 may (EFE).- Tailandia celebra elecciones generales el 14 de mayo, las segundas tras el golpe de Estado de 2014, polarizadas en torno a las formaciones vinculadas a los militares y a aquellos partidos, los claros favoritos, que buscan restar influencia al mando castrense.

Un joven pasando este martes ante carteles electorales. EFE/EPA/RUNGROJ YONGRIT

Unos 52 millones de tailandeses están llamados a las urnas en unos comicios en los que domina, según los sondeos, el Puea Thai, el partido vinculado al clan Shinawatra, cuyas formaciones han ganado las votaciones desde 2001, y donde será clave el voto joven -con el 13 % de votantes entre 18 y 26 años-, tras las protestas de estudiantes a favor de cambios democráticos de 2020.

El actual primer ministro y general que lideró la sublevación, Prayut Chan-ocha, busca la reelección tras su victoria electoral en 2019, encabezando la formación conservadora United Thai Nation, con un reducido apoyo en los sondeos.

A pesar de que los dos partidos principales de la oposición podrían sumar hasta el 70 % de los votos, no es seguro que logren los 376 diputados que les permitan gobernar, debido a que en la elección de primer ministro votan los 500 miembros del Parlamento salientes de los comicios, y los 250 miembros del Senado, escogidos por la extinta junta militar.

UNA DÉCADA VINCULADA A LOS MILITARES

El golpe de Estado de mayo de 2014 puso al país, una vez más, bajo el yugo militar, encabezado general Prayut y apoyado por otros prominentes mandos como Prawit Wongsuwan, con la promesa de apaciguar los frecuentes conflictos políticos de la nación.

Durante un lustro no solo se incumplió este objetivo sino que la brecha se amplió, mientras la junta castrense usó su poder para contener a la oposición y reformar a su antojo las leyes, incluida una nueva Constitución, con las que preparar el retorno a un sistema democrático donde los militares mantuvieran su influencia.

En marzo de 2019, Prayut, reconvertido en político, logró retener el puesto de primer ministro tras unas dudosas elecciones donde en plena jornada electoral se congeló el conteo de votos, para días después conceder un puñado de diputados -a la postre claves en el Parlamento- a partidos minoritarios que rasparon miles de papeletas.

Ya bajo el halo democrático, el general mantuvo su porte dictatorial y una vez más no dudó en utilizar las leyes para reprimir a los jóvenes que en 2020 protagonizaron unas históricas manifestaciones para reclamar profundas reformas en el reino.

Estas segundas elecciones tras la sublevación militar han abierto una nueva incógnita al romperse las férreas filas militares, ya que Prayut y su hermano golpista Prawit acudirán a las urnas al frente de dos partidos y con una evidente división.

EL RETORNO DE LOS SHINAWATRA

Paethongtarn Shinawatra, de 36 años y quien dio a luz a un niño a dos semanas de las elecciones, toma el relevo del poderoso clan que busca de nuevo imponer su popularidad a través de las urnas al frente del partido Puea Thai, tildado de populista.

La joven neófita en política es hija de Thaksin Shinawatra, fundador de la dinastía y primer ministro entre 2001-2006, y sobrina de Yingluck, primera ministra entre 2011-2014, ambos apartados por sendas sublevaciones militares y que viven en el exilio.

El implacable acoso de los generales y partidos conservadores contra el clan Shinawatra, no obstante, no ha hecho mella en su popularidad, especialmente fuerte en las clases humildes y rurales del país, ya que según los sondeos de intención de voto se dirigen hacia una victoria incontestable.

CONFLICTO GENERACIONAL

Otro de los condicionantes que marcan las elecciones es el conflicto generacional entre jóvenes, hartos de golpes de Estado y que reclaman cambios en el país, y los más mayores, que defienden el papel de los militares como defensor de la tradición.

Como una eclosión súbita, a mediados de 2020 miles de jóvenes salieron a las calles de Bangkok de manera pacífica para expresar su malestar y demandar una serie de cambios democráticos que alcanzan al Ejército y a la todopoderosa Casa Real.

Prayut, con puño de hierro, aplacó el movimiento, primero en las calles y después en los juzgados, por el cual más de 2.000 jóvenes son procesados en tribunales.

El partido reformista Move Forward -segundo en las encuestas- con propuestas como el fin del servicio militar obligatorio, entre otras, levanta las mayores simpatías entre los nuevos votantes.

EMPEZAR CON VENTAJA

A pesar del resultado que arroje la jornada electoral, los militares mantendrán un rol prominente a través del Senado, cuyos 250 asientos fueron elegidos a dedo por la extinta junta militar que gobernó tras el golpe de 2014, y que vota en la elección del próximo primer ministro.

En 2019, en las primeras elecciones tras la dictadura, los senadores respaldaron ampliamente a Prayut, por los que los expertos esperan que la cámara mantenga su apoyo a un candidato conservador y vinculado a los militares.

Aunque con la división de los hermanos golpistas sobrevuela la incógnita sobre a qué aspirante próximo al Ejército guardarán lealtad.

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