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El colofón al paso de Donald Trump por la Asamblea General de Naciones Unidas fue una rueda de prensa con el sello especial del magnate y showman, hoy presidente de Estados Unidos. Tuvo más de una hora de duración, frases para el recuerdo, un buen puñado de coces y la confesión final de que, en el fondo, el líder de la primera potencia mundial ve sus comparecencias ante los medios como un concierto de rock. Citando a Elton John, Trump pidió que la última pregunta fuera buena de verdad. “¿Recuerdan aquello que dijo Elton John? Cuando toca las última y es buena, no vuelvas”.

También como las estrellas de la música, el día anterior, ante la Asamblea de la ONU, Trump apareció tarde pero con estruendo. Nada más empezar a hablar, cuando se jactó de que su Administración “había logrado más cosas en solo dos años” que cualquier otra Administración estadounidense en la historia, los representantes de países allí presentes se carcajearon. Este miércoles, en la conferencia de prensa, le preguntaron por ello y respondió: “No se reían de mí, se reían conmigo. Nos lo pasamos bien”, aseguró el mandatario. “Los medios de comunicación mentirosos dijeron que la gente se rió. La gente se lo estaba pasando bien. Estábamos en ello juntos”, agregó.

Los ya tradicionales ataques a la prensa aparecieron en la comparecencia, pero en verdión divertimento para Trump. Cuando dio la palabra a un periodista del “fracasado” New York Times, el reportero replicó que el periódico no estaba fracasando en absoluto estos días. Y Trump se apuntó el mérito: “Os va bien. Deberíais decir: ‘Gracias, presidente”, señaló, convencido de su tirón mediático. “¿Se imaginan que no me tuvieran?”, dijo en otro momento. A un periodista kurdo lo llamó “sñor Kurdo”. Y llegado un punto, confesó: “Podría hacer esto durante todo el día”.

En la rueda de prensa también atacó a China, a Irán y al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, con quien ha rechazado reunirse en Nueva York para tratar de salvar un acuerdo a tres bandas que sustituya a su denostado Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que une los destinos económicos de EE UU, México y Canadá desde 1994. Por ahora -y el tiempo sigue corriendo- solo hay pacto con su vecino del sur.

Trump tuvo que responder varias preguntas sobre las acusaciones de abuso sexual que pesan sobre su nominado al Tribunal Supremo, el juez Brett Kavanaugh. Trump reconoció que el hecho de haber sido él mismo señalado de abusos le hacía ver el asunto con otra perspectiva. “A mí me han acusado varias veces sabiendo que era falso”, argumentó el republicano. No obstante, señaló que si la mujer que testifica este jueves ante el Senado sobre Kavanaugh le resulta “convincente”, podría retirar el apoyo a su candidato.

El presidente quiere estar pendiente de esa comparecencia, dijo. Por eso sopesa cancelar la reunión con el número dos de Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, que se encuentra en la cuerda floja después de que varios artículos en prensa señalaran que propuso grabar al presidente para mostrar su incapacidad y destituirle. Trump dijo este miércoles que no planea despedirle, lo que supondría un escándalo porque Rosenstein es responsable de supervisar la investigación de la trama rusa a cargo del fiscal especial Robert S. Mueller. Los rumores de destitución de Rosenstein se dispararon el lunes y Trump le convocó para verse este jueves y aclarar la situación. Pero la cita puede quedar anulada. El espectáculo está mañana en el Senado y Trump parece que no quiere contraprogramar.

 

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