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Río de Janeiro, 5 nov (EFE).- La plaza de Cinelândia, centro neurálgico de Río de Janeiro, explotó este sábado en una mezcla de alegría y alivio por el triunfo de Fluminense en la Copa Libertadores; los bares de Copacabana, teñidos del azul y dorado de Boca Juniors, acabaron en lágrimas.

Fotografía de la tribuna este 4 de noviembre de 2022, en un partido de la final de la Copa Libertadores entre  Boca Juniors y Fluminense en el estadio de Maracaná, en Rio de Janeiro (Brasil). EFE/ Fabio Motta

Miles de seguidores del ‘Flu’ abarrotaron Cinelândia, el único lugar de la ciudad donde se instaló una pantalla gigante para que los aficionados pudieran seguir en la calle la final, que terminó 1-2 para los brasileños, que jugaban en casa.

Aficionados de Boca Juniors abandonan el estadio Maracaná tras la final de la Copa Libertadores ante Fluminense, este 4 de noviembre de 2022, en Río de Janeiro (Brasil). EFE/ Luciano Belford

“¡Neeeense, neeeeense!”, entonaban los brasileños, el grito de guerra del Fluminense, que toma las dos últimas sílabas del nombre del centenario club carioca.

Tras el pitido final, varios aficionados admitieron que sintieron alivio por el título, el primero de la historia del club, puesto que sirvió para quitarse el mal sabor de boca de la derrota en la final de 2008 ante Liga de Quito.

“Siento extrema felicidad, y alivio. El fútbol nos lo debía (…) Estoy andando en las nubes”, resumió Lucas Rodrigues, un pizzaiolo de 23 años.

Vanessa Alves, de 39 años, vestida con la camiseta blanca del Flu y una banda con el lema “equipo de guerreros. Fluminense campeón”, dijo estar “sin palabras” y admitió que el partido “fue tenso”, por el nerviosismo.

A diez kilómetros de distancia, los aficionados argentinos que viajaron sin entrada se concentraron en los bares de primera línea de playa en Copacabana, ya que no tuvieron posibilidad de ver el partido en una pantalla gigante, como esperaban.

La Alcaldía de Río no montó la pantalla que había prometido para el sambódromo, sin explicar los motivos, y la Conmebol, como había anticipado, desmontó la zona de animación para los hinchas que funcionó en los últimos días en las arenas de Copacabana.

Durante el partido, los bares de Copacabana fueron una fiesta. Los argentinos estaban codo a codo con muchos brasileños vestidos con la remera del club porteño o con la elástica de Flamengo, uno de los mayores rivales del ‘Flu’.

Pero tras el pitido final, la alegría se tornó desesperación y desolación. Varios hinchas lloraron por la derrota y los bares se vaciaron rápidamente.

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