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El uruguayo Luis Almagro, ministro de Exteriores durante el gobierno de José Pepe Mujica (2010-2015) y actual secretario general de la Organización de Estados Americanos, ha recibido esta semana una cascada de críticas en su país, que por primera vez reúnen al Gobierno, a los distintos sectores del izquierdista Frente Amplio (en el poder) y a la oposición conservadora. Durante una visita a la frontera entre Colombia y Venezuela el fin de semana pasado, Almagro no descartó la opción de una intervención militar contra el gobierno de Nicolás Maduro. “El gobierno no comparte para nada sus dichos. Si se plantea una reelección para el cargo de secretario general de la OEA, el gobierno uruguayo no va a apoyar su reelección. Los dichos de Almagro se alejan mucho de las líneas políticas del Frente Amplio”, dijo hoy el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez. Antes, el actual ministro de Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, advirtió que “si hay alguna palabra que Uruguay detesta, es intervención”.

El senador del Partido Nacional (principal opositor), Luis Alberto Heber, señaló en su cuenta de Twitter que “nunca será admisible, bajo ninguna circunstancia, que se admita una intervención militar extranjera en ningún país”. “La dictadura militar de Venezuela la condenamos con todas nuestras fuerzas en todos los ámbitos, pero la autodeterminación de los pueblos es un Principio irrenunciable”, escribió.

 También hubo un mensaje del expresidente José Mujica, quien, en tono dramático, afirmó que el “principio de no intervención no es negociable” y acusó a Almagro de olvidarse de otras crisis políticas y humanitarias de la región. Mujica terminó su mensaje con un texto fiel a su estilo directo que puso en evidencia su enojo con quien fuera alguna vez su representante ante el mundo: “Lamento el rumbo por el que enfilaste… por eso formalmente te digo adiós y me despido”.

 Lo cierto es que el partido de Mujica dentro del Frente Amplio, el MPP, ya dijo adiós a Almagro en 2015, cuando consideró que su antiguo integrante (fue senador por el MPP en 2010) se había “autoexcluido” del movimiento con su actuación a la cabeza de la OEA y sus repetidas declaraciones sobre Venezuela. El Tribunal de Conducta del Frente Amplio tiene además abierto un expediente contra Almagro desde hace varios años, ya que algunos sectores de la coalición consideran que debe ser expulsado.

Almagro se defendió el martes de las críticas que le llegan desde su partido, aunque aclaró que no tiene intenciones de justificarse para evitar su expulsión. Luego cargó con dureza contra aquellos que en su país defienden a Venezuela. “Defienden dictaduras, defienden opresión, defienden represión, defienden torturas, defienden torturadores, defienden a los asesinos, a aquellos que violan a los presos políticos. Eso es lo que están defendiendo. ¡Por favor! ¡No sean ridículos! ¡No sean imbéciles!”, dijo Almagro en declaraciones a una radio uruguaya.

La tesis militarista de Almagro lo enfrentó incluso al Grupo de Lima, una conjunción de países latinoamericanos que desde su creación en 2017 mantiene una larga batalla diplomática con Caracas. El sábado pasado, once de los 14 Gobiernos que lo conforman expresaron en un documento su “preocupación y rechazo ante cualquier curso de acción o declaración que implique una intervención militar en Venezuela”. Firmaron la declaración Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, todos ellos miembros de la OEA que Almagro representa. No suscribieron el texto Colombia, Canadá y Guyana.

 

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