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Bogotá, 2 mar (EFE).- Con un anillo de calavera que le muerde los dedos, unas encanecidas cejas y su irreverente voz quebrada, al cantautor español Joaquín Sabina volvieron a “darle las diez” este miércoles en Bogotá, cantándole a los amores febriles, que matan y que están en fase terminal.

“Qué lujo volver aquí, tan cerca de Macondo”, dijo el artista sobre un taburete tras comenzar el recital repasando, con su tema “Cuando era más joven”, algunos de los retazos más canallas de una vida en la que “fumaba de gorra y sacaba la lengua a las damas”.

Con el tour “Contra todo pronóstico” y 74 años de vida a sus espaldas, el artista se vuelve a poner en pie junto a sus fieles latinoamericanos en una gira que comenzó el 25 de febrero en Costa Rica y que lo hará volver “con la frente marchita” a sus dos amadas orillas del Río de la Plata, Chile, Perú, México, Puerto Rico e incluso Estados Unidos.

UN “SUPERVIVIENTE” QUE LE CANTA A GABO

Entre gritos de “superviviente, sí, maldita sea” los jóvenes y no tan jóvenes sabineros que se apoyaban sobre sus bastones y lucían unos característicos sombreros al más puro estilo del cantante, arroparon desde las gradas al viejo diablo ubetense.

Sabina, por su parte, bajo un icónico bombín con el que rinde homenaje a las películas mudas de Charles Chaplin y Buster Keaton, recordó sus noches en México junto al colombiano que definió como “el mejor escritor del mundo”: Gabriel García Márquez.

“Este es un oficio muy loco, muy hermoso y a veces pasan cosas inesperadas como que te hagas amigo, pero amigo de verdad, de tus ídolos”, confesó sobre su relación con el autor colombiano que dio vida en sus obras a Macondo.

Del mismo modo, el cantautor se refirió a la caída que lo llevó al hospital cuando se presentaba en el WiZink Center de Madrid hace tres años interpretando “Sintiéndolo mucho”, tema que junto al cantante Leiva lo hizo ganador de su primer Goya a la mejor canción original ese año.

Con esta melodía en la que asegura que siempre quiso “envejecer sin dignidad”, el artista desempolvó su vieja y políticamente incorrecta pluma de escribir para componer un nuevo tema, después de usarla por última vez en 2016 para su álbum “Lo niego todo”.

UN ESPACIO PARA OTRAS VOCES

Convencido de que en la banda que lo acompaña y encarna su “sístole y diástole” brillan otras voces, el cantante se ausentó del escenario dejándole un espacio a su corista Mara Barros y a Antonio García de Diego, quien entonó “La canción más hermosa del mundo”.

Posteriormente, el artista que ya había interpretado algunas de sus piezas más conocidas como “Llueve sobre mojado” o “Lo niego todo”, regresó a escena, guitarra en mano, para levantar al público con sus icónicos “19 días y 500 noches”, “Peces de ciudad” o “Princesa”.

Sobrándole así los motivos para volver a interpretar sus poesías y “contra todo pronóstico”, un renacido Sabina devolvió con humildad un “gracias por venir” al público colombiano que hasta supo derramar sus lágrimas de mármol.

Maribel Arenas Vadillo

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