Publicidad

Javier Albisu

Bruselas, 5 dic (EFE).- Con la cumbre climática COP28 centrada en los combustibles fósiles, la energía renovable y la financiación de la transición hacia un sistema productivo más sostenible, el comisario europeo de Medioambiente, Virginijus Sinkevicius, alerta de que será imposible alcanzar la neutralidad climática si se descuidan las políticas sobre protección de la naturaleza.

“Es importante mantener la consistencia entre la agenda climática y la agenda de biodiversidad (…). No seremos capaces de alcanzar la neutralidad climática si no preservamos nuestros ecosistemas, si siguen decayendo y alcanzan puntos de no retorno”, dijo Sinkevicius en una entrevista con EFE antes de viajar a Dubái para participar en la COP28.

El político lituano rehúsa anteponer una agenda a la otra, porque se complementan y porque “todo es importante” en la colosal tarea global de mitigar el cambio climático.

“Estamos hablando de transformar a gran escala nuestra economía. No diría que una es más importante que la otra. Cumplir con nuestras necesidades energéticas y movernos hacia tecnologías limpias es el objetivo final, porque es lo que al final puede impulsar la transformación y la economía del futuro”, razona Sinkevicius.

En vísperas de viajar a Dubái el próximo viernes, el comisario, de 33 años, dice que la COP28 ha arrancado “relativamente bien” al haberse acordado ya la creación de un fondo de pérdidas y daños, un primer paso que invita a enfocar con optimismo la cumbre climática de la ONU que se desarrollará hasta el próximo 12 de diciembre.

“Quitarnos un gran obstáculo del camino nos da buenas opciones para que el resultado sea positivo”, señala.

Más allá de la COP

La cumbre del clima de Naciones Unidas es un foro donde la comunidad internacional adquiere compromisos políticos -que no legales- para orientar las acciones futuras. Pero después los países tienen que pasar de las musas al teatro y cumplir sus compromisos para evitar que las temperaturas a final de siglo suban más de 1,5 grados respecto a los valores preindustriales.

En el caso de la Unión Europea, donde buena parte de la acción climática y medioambiental recae sobre la Comisión Europea, Sikevicius asegura que el actual Ejecutivo comunitario ha hecho un trabajo legislativo que “dará frutos en el siguiente” mandato, y subraya que en los próximos cinco años habrá que “garantizar que se implementa a nivel de los Estados miembros”.

Las elecciones a la Eurocámara de junio próximo, junto a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de noviembre, marcarán en parte el impulso global en la transición hacia una economía sostenible.

El lituano ha descartado presentarse como cabeza de lista del grupo de Los Verdes en las elecciones al Parlamento Europeo a mediados del año próximo, aunque no desvela si aspira a repetir como comisario. Tampoco teme al escrutinio de sus políticas en la cita con las urnas, dice, y reivindica el trabajo medioambiental de la Comisión saliente que preside Ursula von der Leyen.

“Ha sido un mandato exitoso en el que hemos logrado implementar la mayor parte de la ambición del Pacto Verde Europeo, que va por buen camino. Al final, la gente siempre vota. Pero las elecciones son una oportunidad para mirar hacia atrás y ver los avances significativos”, dice el comisario.

Los comicios serán una prueba de fuego para la agenda verde de la UE, que se ha marcado la obligación de reducir sus emisiones de CO2 en al menos un 55 % en 2030 respecto a 1990 y alcanzar la neutralidad climática en 2050.

Se hablará de coches, de productos químicos, de envases o de electrolizadores, pero también cabe esperar que la campaña electoral reedite la tensión entre el ecologismo y la agricultura que ha aflorado en los últimos meses al calor de la Ley de Restauración de la Naturaleza o el reglamento de Uso Sostenible de Pesticidas.

Las asociaciones agrarias de la UE -primer exportador mundial de alimentos- aseguran que si se sigue endureciendo la regulación medioambiental no podrán garantizar la seguridad alimentaria, mientras que los ecologistas argumentan que proteger los suelos y los ecosistemas ayudará a mejorar la producción.

“No cuestionamos (…) a los granjeros. Están haciendo un gran trabajo en la seguridad alimentaria en Europa (…). En toda la cadena de suministro, el granjero es el que hace el trabajo más duro y recibe muy poco dinero” y “todo el sistema (…) empuja al agricultor a producir de una manera más intensiva, lo que tiene un impacto significativo en los ecosistemas”, dice Sinkevicius.

Cambiar de hábitos

Además de un cambio de prácticas y mentalidad en la industria agroalimentaria, el comisario también sugiere que desarrollar una relación más sostenible con los alimentos precisará además de profundas modificaciones en los comportamientos cotidianos de la gente.

“Todo empieza con nuestras decisiones personales, que son extremadamente importantes (…). Me refiero al desperdicio alimentario, al textil u otros recursos, donde consumimos mucho más de lo que realmente necesitamos. Ese es un buen punto de partida”, dice Sinkevicius, quien recuerda que cada ciudadano europeo desperdicia cada año de media 131 kilos de comida.

Publicidad