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Barcelona (España), 21 mar (EFE).- “Las mostras del rock” de la cantante argentina Barbi Recanati son 49 artistas sin las que definitivamente la música actual no sería lo que es, unas mujeres a las que, junto a la ilustradora PowerPaola, ha dedicado un apasionado libro sobre el expolio económico y de reconocimiento que muchas de ellas sufrieron.

"Las mostras del rock" de la cantante argentina Barbi Recanati (en la imagen) son 49 artistas sin las que definitivamente la música actual no sería lo que es, unas mujeres a las que, junto a la ilustradora PowerPaola, ha dedicado un apasionado libro sobre el expolio económico y de reconocimiento que muchas de ellas sufrieron. EFE/Alejandro García

Artistas como Mamie Smith (Ohio, 1891), que grabó el iniciático “Crazy blues” -primera pieza de blues en disco- o Bessie Smith (Tennesee, 1894), impulsora del R&B o Memphis Minnie (Louisiana, 1897) y Sister Rosetta Tharpe (Arkansas, 1915) creadoras de un proto rock&roll que abriría sendas, por citar a las pioneras, todas ellas afroamericanas, que por su condición de mujeres, negras y pobres fueron apartadas de la historia oficial o ninguneadas durante años.

"Las mostras del rock" de la cantante argentina Barbi Recanati (en la imagen) son 49 artistas sin las que definitivamente la música actual no sería lo que es, unas mujeres a las que, junto a la ilustradora PowerPaola, ha dedicado un apasionado libro sobre el expolio económico y de reconocimiento que muchas de ellas sufrieron. EFE/Alejandro García

“Hay un cambio de paradigma en la música con las historias de estas mujeres”, intenta resumir Recanati (Buenos Aires, 1986) en una entrevista con Efe sobre la “caprichosa y personal” selección que conforma un libro nacido a partir de su pasión adolescente por el rock y por querer repartir cierta justicia histórica que trasladó primero a unos podcast en los que la cantante argentina, de cerrado acento porteño, cultivaba su faceta de activista divulgadora.

“Quería burlarme del concepto monstruos del rock, tan masculino, homofóbico y sexista, algo impenetrable. Y que es un juego de palabras que en Argentina resulta obvio pero que acá hay que explicar”, comenta la autora sobre “mostra”, un término muy popular en el ambiente “queer” de su país, una forma de referirse a las transformistas, a las drags.

Los textos de Recaneti, escritos en mayúsculas y que recuerdan el formato de un fanzine redactado de urgencia (pero de contundente mensaje), vienen acompañados por los dibujos de la historietista colombo-ecuatoriana PowerPaola (Quito, 1977).

“Me presentaron a PowerPaola y, como si fuera una relación de citas, enganchamos. Estábamos en pleno confinamiento, todo lo hicimos por internet, hasta que unos meses después nos encontramos con los tapabocas en una plaza. Hicimos el libro sin saber lo que iba a pasar, si era el fin de la Humanidad”, recuerda entre risas en un hotel de Barcelona, donde ha acudido con su guitarra.

“Mostras del rock” supone un recorrido cronológico desde los años veinte del siglo XX, con gran presencia en sus primeras entradas de artistas afrodescendientes (Big Mama Thorton, Odetta…) y atraviesa décadas (Wendy Carlos, Nina Simone, Carole King, Aretha Franklin Janis Joplin, Joni Mitchel, Nico, Patti Smith, Debbie Harry, Kim Deal…) hasta los años noventa, en un cosmos muy anglosajón, con creadoras mayoritariamente norteamericanas e inglesas.

“Cada una de ellas hizo por la música algo definitivo. Artistas importantes hay un montón, pero cada historia que traté de recopilar aquí fue fundamental para la historia del rock que conocemos”, recalca la autora, que pone especial énfasis en el trato recibido por las cantantes y músicas que se abrieron paso desde la calle y la pobreza de la comunidad negra, conjugando magistralmente como señas de identidad el blues, el gospel, el country y el jazz.

La falta de reconocimiento por su valía en un mundo masculino, impago de derechos por sus trabajos o actuaciones, la maternidad como mecanismo de expulsión de la industria, aportaciones artísticas no reconocidas o convertidas en una nota a pie de página fueron su día a día.

“Uno puede pensar que Odetta no fue tan trascendental, pero ¿Bob Dylan hubiera llegado donde está sin ella? O el caso más claro de la “Hound dog” y de Elvis, que se convierte con esta canción en una estrella inmediata imitando cada paso de sus pies y la gesticulación de Big Mama Thornton. ¿Qué sería de Elvis sin ella?”, se pregunta Recanati, que ha aprovechado su visita a España para ofrecer varias actuaciones en Madrid y Barcelona.

El libro pone foco en nombres que junto a su aportación musical fueron vanguardia del movimiento trans y LGTBI, como Jackie Shane -que vivió toda su vida como mujer trans y no quiso participar en el televisivo show de Ed Sullivan porque la obligaba a presentarse como hombre- o la ya octogenaria Wendy Carlos, que cambio de género en los años 70 y dejó de llamarse William tras componer la magistral banda sonora de “La Naranja Mecánica” con sus sintetizadores.

Cuando se le pregunta por qué no hay más artistas de origen latino -tan sólo Joan Báez o Alice Bag- o de otras culturas, Recanati insiste en que se trata de un mapa personal, coordenadas de rock 100 % anglosajón que era lo que escuchaba de adolescente.

“Pero también está relatado desde el núcleo del ‘mainstream’. La mayoría de artistas del libro no estuvieron al margen, fueron bastante convencionales, pero se las mantuvo en muchos casos al margen del relato”, indica Recanati.

En un momento en el que la apropiación cultural y la cultura de la cancelación está en pleno debate, Recanati subraya que la que recoge su libro no tiene nada que ver con la que se plantea hoy en día, porque el caso de las historias de estas mostras “son muy terribles”.

A su boca vuelve el mito de Elvis y la influencia que en su carrera tuvieron determinadas artistas afroamericanas.

“Big Mama Thornton siendo casi ridiculizada en la escena por ser afrodescendiente y lesbiana, sin que se le pagaran derechos hasta que lo hizo Janis Joplin 30 años después, y mientras tanto Elvis copiando cada movimiento, poniéndolo en la tele y convirtiéndose en el Rey del rock. No es una razón para cancelar a Elvis, pero sí para analizar la apropiación y entender que se merecen un revisionismo y celebración las personas que dieron su vida para que él pudiera mover las caderas así”, recalca.

Sergio Andreu

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