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Hong KongRascacielos tambaleándose, ventanas rotas, toldos y andamios de bambú volando por los aires, carreteras cortadas, zonas inundadas y familias atrincheradas en sus casas. Así vivió Hong Kong la llegada del tifón Manghkut, el mayor del año y que el sábado dejó al menos 59 muertos a su paso por Filipinas. Pese a que la ciudad ya se había preparado para lo peor, las imágenes de grúas cayéndose y del agua entrando en los restaurantes de la costa, donde el nivel del mar subió más de tres metros, ilustraban la magnitud de un fenómeno que ha paralizado la ciudad casi por completo.

Los primeros en recibir el golpe fueron los habitantes del norte de la isla filipina de Luzón, donde Mangkhut dejó un rastro de destrucción por una zona mayoritariamente agrícola y causó inundaciones y corrimientos de tierra que anegaron las cosechas. Más de 150.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares en una región habitada por unos cinco millones.

En Hong Kong, pasada la medianoche del sábado, las autoridades de la ciudad elevaron la alerta de tifón al número 8 para poco después de las 9:00 de la mañana establecer la de Tifón 10, la más alta en la escala y que se mantuvo durante diez horas.

El Gobierno autónomo suspendió las clases del lunes en guarderías y colegios para no entorpecer y agilizar las labores de limpieza en una ciudad que, pese a estar preparada para este tipo de tormentas, quedó repleta de destrozos de todo tipo. Según las autoridades, se contabilizaron 111 heridos.

Casi 1.000 vuelos se cancelaron o sufrieron retrasos afectando a cerca de 100.000 pasajeros y las calles de una de las ciudades con mayor densidad de población del planeta quedaron casi desiertas. Suspendidos los servicios de metro ligero y autobuses, el único medio de transporte que funcionó con más o menos normalidad fue el metro, aunque con muy pocas frecuencias.

El nivel del mar subió más de tres metros dejando peces en el asfalto, mientras se alcanzaban vientos máximos sostenidos de 180 kilómetros por hora y ráfagas máximas de 242 kilómetros por hora.

En Macao, donde por primera vez en su historia fueron cerrados sus 42 casinos, las autoridades informaron de que 15 personas habían resultado heridas y las carreteras principales cercanas al puerto interior de la ciudad habían quedado inundadas. Ya de noche, las autoridades confirmaron que 20.000 hogares se quedaron sin electricidad y que las graves inundaciones obligaron a 1.186 ciudadanos a huir a refugios de emergencia, unos datos que pese a su gravedad se alejaban de las ocho muertes que el año pasado dejó el tifón Hato a su paso por la excolonia portuguesa.

En la ciudad de Zhuhai -cercana a Macao- se impusieron controles de tráfico para garantizar que no había personas en las calles ni automóviles en las carreteras. Los medios chinos informaron de que se habían abierto más de 1.500 refugios temporales en Guangzhou y Shenzhen para albergar a más de 51.000 personas

 

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