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Río Grande do Sul, Brasil, 10 de mayo de 2024 – En una demostración masiva de respuesta a desastres, las Fuerzas Armadas de Brasil han lanzado una operación a gran escala para asistir a las víctimas de las inundaciones devastadoras que han azotado el sur del país, dejando un saldo de al menos 108 muertos y 136 desaparecidos. La operación, denominada Taquari II, involucra a más de 15.000 militares y otros agentes y se extiende por el estado de Río Grande do Sul, afectado por un temporal de lluvias sin precedentes.

El gobernador Eduardo Leite describió la situación como una “situación de guerra”, lo que impulsó una movilización inmediata de recursos y personal de los tres brazos de las Fuerzas Armadas. Con 42 aeronaves, 243 embarcaciones y 2.500 vehículos y equipos de ingeniería desplegados, el esfuerzo de rescate es testimonio de la magnitud de la tragedia.

Desde el inicio de las lluvias, más de 46,000 personas han sido rescatadas en operaciones que utilizan rutas aéreas y fluviales para superar los caminos terrestres intransitables. Muchas áreas permanecen inaccesibles por tierra debido a la destrucción de infraestructura crítica, como puentes y carreteras, lo que ha transformado al aeropuerto de Porto Alegre en una “gran laguna” y ha dejado a algunas ciudades completamente aisladas.

En medio de este desolador panorama, el Ejército está estableciendo hospitales de campaña para proporcionar atención médica urgente. Uno de estos centros se está montando en el municipio de Eldorado, donde el acceso se ha visto gravemente obstaculizado por el colapso de un puente principal. El mayor Roger Silva, comandante de los hospitales de campaña, señaló los desafíos logísticos significativos para entregar ayuda y equipamiento médico a las zonas más afectadas.

La situación de los residentes, como Osmar Alves Pereira, es desgarradora. Pereira, un panadero de 58 años, fue rescatado con sus siete perros después de haber estado aislado por el agua desde el jueves pasado. Sin comida y con su casa completamente inundada, tuvo que abandonar todo lo que tenía. “Abandonamos todo”, dijo a una agencia noticiosa, reflejando la desesperación y la incertidumbre que enfrentan muchos.

Las inundaciones no solo han causado una crisis humanitaria inmediata, sino que también plantean serios desafíos a largo plazo para la recuperación y reconstrucción de las áreas afectadas. Con casas y vidas sumergidas bajo el agua, el futuro de muchos residentes sigue siendo incierto, mientras que las autoridades y las Fuerzas Armadas continúan sus esfuerzos para aliviar el sufrimiento y restaurar algún sentido de normalidad en esta región golpeada por el clima.

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