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RÍO DE JANEIRO.- Tras la pelea pública que protagonizó la semana pasada con el presidente francés, Emmanuel Macron, por el aumento de los incendios en la Amazonia, Jair Bolsonaro acusó a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, de intervenir en la política interna brasileña luego de que la exmandataria chilena expresó su preocupación por la democracia en el gigante sudamericano.

“Michelle Bachelet, comisaria [sic] de los Derechos Humanos de la ONU, siguiendo la línea de Macron al entrometerse en los asuntos internos y la soberanía brasileña, embiste contra Brasil en la agenda de derechos humanos [de criminales], atacando a nuestros valientes policías civiles y militares”, escribió Bolsonaro en Twitter luego de las declaraciones realizadas por la funcionaria de Naciones Unidas en Ginebra.

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Y en su cuenta de Facebook, el mandatario brasileño fue aún más allá: reivindicó el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973, y recordó que el padre de ella, el general de brigada de la fuerza aérea Alberto Bachelet, fue uno de los militares que se opuso al derrocamiento del presidente socialista Salvador Allende.

“Incluso dice que Brasil pierde espacio democrático, pero se olvida de que su país solo no es una Cuba gracias a los que tuvieron el coraje de decirle basta a la izquierda en 1973, entre esos comunistas, su padre, que era brigadier entonces”, apuntó.

Por su oposición al golpe militar, Alberto Bachelet fue detenido, acusado de traición a la patria, y torturado por sus propios compañeros de armas; falleció de un infarto el 12 de marzo de 1974, luego de un interrogatorio.

El detonante

Más temprano, durante una conferencia de prensa en la sede de la ONU en Ginebra, Michelle Bachelet había resaltado su inquietud por la situación en Brasil. Asimismo, condenó la decisión de Bolsonaro de conmemorar por primera vez este año el golpe militar de 1964 en Brasil, ya que, según ella, “la negación de los crímenes de Estado puede contribuir a arraigar la impunidad y reforzar el mensaje de que los agentes del Estado están por encima de la ley”, destacó.

“En los últimos meses, hemos observado una reducción del espacio cívico y democrático, caracterizado por ataques contra los defensores de los derechos humanos y restricciones impuestas al trabajo de la sociedad civil”, señaló la alta comisionada para los Derechos Humanos. “Hemos dicho al gobierno que debe proteger a los defensores de los derechos humanos, a los defensores del medio ambiente, pero también examinar las medidas que podrían desencadenar violencia contra ellos”, explicó.

De acuerdo a datos del organismo, desde principios de este año hasta junio, en Brasil fueron asesinados al menos ocho activistas por los derechos humanos, la mayoría de ellos en conflictos por propiedad.

Bachelet, que cuestionó la política de Bolsonaro a favor de la liberalización de las armas, también advirtió que desde que el presidente ultraderechista llegó al poder, el 1º de enero, ha habido un aumento en el número de personas que murieron a manos de policías. Destacó que esa violencia la sufren de manera desproporcionada la población negra y los residentes en favelas de las grandes ciudades brasileñas.

El gobierno brasileño ha había recibido muchas críticas por el incremento de muertos en acciones policiales, pero ha remarcado que su política de mano dura contra la criminalidad llevó a que en los primeros cuatro meses del año se haya registrado una caída del 21% en la cantidad de homicidios, según el Ministerio de Justicia.

A pesar de quejarse por la “intromisión” de líderes extranjeros en “asuntos internos brasileños”, el presidente Bolsonaro ha hecho exactamente lo mismo con otros países, especialmente con la Argentina. En numerosas ocasiones, en una ruptura total con la tradición de respeto a cuestiones internas en la relación bilateral, el mandatario brasileño intentó influir en el proceso electoral argentino al advertir sobre los efectos negativos que tendría para el país y sus vínculos con la Brasil la victoria de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner, a quienes comparó con el régimen venezolano de Nicolás Maduro.

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