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París, 3 abr (EFE).- Jean-Luc Mélenchon, visto como el candidato de izquierdas con más posibilidades de pasar a la segunda vuelta de las presidenciales francesas, buscó este domingo atraer el voto útil de los progresistas para desbancar a la ultraderechista Marine Le Pen, su principal adversaria, a solo siete días de la primera vuelta de los comicios.

También las dos aspirantes de los partidos que más tiempo han gobernado Francia, Valérie Pécresse por Los Republicanos (derecha) y Anne Hidalgo por los socialistas (PS), celebraron respectivos mítines cuando sus intenciones de voto siguen a niveles muy bajos. Ambas fustigaron la influencia de los sondeos.

Ante más de 16.000 personas y en pleno centro de Toulouse (sur), Mélenchon pidió a los votantes que elijan entre dos modelos: “el clasista” del presidente saliente, el centrista Emmanuel Macron, o “el racista” de Le Pen.

“Si votáis por mí, es un modelo de sociedad más justa que elegís. Si votáis por los otros es también un modelo de sociedad: el del clasismo o el del racismo”, exhortó el antiguo ministro socialista, a quien las encuestas le dan en torno al 15 % para el 10 de abril, frente al 22 % de Le Pen y el 27 % de Macron.

El dirigente izquierdista ve a la ultraderechista como competencia directa, pues los dos luchan por atraer al electorado abstencionista de las capas populares y que tiene aversión por Macron y los partidos tradicionales.

Orador experimentado, Mélenchon, de 70 años, criticó también el giro en el discurso de Macron, quien hizo varios guiños en su mitin del sábado al socialismo de François Mitterrand evocando incluso su eslogan de 1981 (“la fuerza tranquila”).

“Ha querido darse unos aires de izquierda, ¿se cree que no nos damos cuenta de que se ríe de nosotros?”, censuró el dirigente, quien también aprovechó para criticar al actual presidente por el hábito de acudir a consultoras privadas como McKinsey para trabajar con el sector público.

En su tercera elección presidencial consecutiva, el líder de la Francia Insumisa (LFI) tiene solo una semana para galvanizar la mayor parte de las voces de la izquierda y poder superar el resultado de 2017, cuando se quedó a 600.000 votos de la segunda vuelta, con un 19 % de los sufragios.

Embalado por el aumento de más de tres puntos en los sondeos en menos de un mes, Mélenchon se sitúa claramente como el candidato progresista con más intenciones de voto, con un 15 %, muy por delante del ecologista Yannick Jadot (5 %), del comunista Fabien Roussel (3 %) y de la socialista Hidalgo (2 %).

Esta última, alcaldesa de París, celebró un mitin en París ante unos 2.500 personas, en el que atacó a Mélenchon por apelar al voto útil de la izquierda y criticó las encuestas “parciales” que le dan un resultado aún peor que el del aspirante del PS de 2017, Benoit Hamon (6 %). “No abucheamos (a los sondeos), lo que hacemos es ir votar”, dijo.

Se prevé que la abstención sea el próximo domingo la más alta en unas presidenciales desde 2002 (cuando el ultraderechista Jean-Marie Le Pen pasó a la segunda vuelta por delante del socialista Lionel Jospin) y se sitúe en torno al 30 % del electorado. Los estudios también han detectado una importante bolsa de indecisos, del 32 %.

SARKOZY ABUCHEADO

Pécresse, la candidata de la derecha clásica que tiene un poco menos del 10 % de las intenciones de voto, también reprochó a los que piensan que “las cartas están echadas y las elecciones decididas de antemano”.

Ante unos 5.000 seguidores, dijo que es la única candidata capaz de derrotar a Macron en una segunda vuelta, al que criticó por malgastar el dinero público. “A cada problema, él responde gastando más”.

Debilitada por el ultraderechista Éric Zemmour, que sumaría en torno al 11 % de los sufragios, y en menor medida por Le Pen, la presidenta de la región de París buscó diferenciarse de ambos blandiendo los valores de “una derecha fuerte, popular y justa”.

“Somos los únicos herederos del General de Gaulle, de Jacques Chirac, de Nicolas Sarkozy, de Georges Pompidou”, exhortó.

Sarkozy, sin embargo, todavía no ha oficializado su apoyo público a su antigua ministra Pécresse, algo que la ha perjudicado para despegar.

De hecho, varios de los asistentes al acto de hoy abuchearon cuando escucharon el nombre del expresidente conservador (2007-2012) pronunciado en una de las intervenciones previas a la de Pécresse.

Antonio Torres del Cerro

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