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El escritor peruano Julio Ramón Ribeyro falleció el 4 de diciembre de 1994. Un día como hoy se conmemoran 24 años de la muerte del recordado autor.

El escritor formó parte de la Generación del 50 a la que también pertenecen Mario Vargas Llosa, Enrique Congrains Martin y Carlos Eduardo Zavaleta.

En Paris 

A través de sus cuentos, narrados con un estilo sencillo e irónico, Ribeyro dio voz a los marginales y a los olvidados de la sociedad. Muestra de ello es el emblemático “Los gallinazos sin plumas”, protagonizado por dos niños que recolectan desperdicios en los muladares.

El racismo, la migración, la soledad y el fracaso son temas recurrentes en su literatura. Sus obras, en el marco del realismo urbano, contribuyeron a la renovación de la narrativa peruana. Además del cuento, destacó en otros géneros como la novela, el ensayo, el teatro, el diario y el aforismo.

Julio Ramón Ribeyro compartiendo tiempo con sus hijos mientras juegan ajedrez.

Autor de “La tentación de fracaso”, “La palabra del mudo”, “Crónica de San Gabriel” y “Silvio en el rosedal”; Julio Ramón Ribeyro recibió el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 1994. En diciembre, del mismo año, falleció a los 65 años después de una prolongada lucha contra el cáncer.

A pesar del tiempo transcurrido sigue siendo considerado uno de los mejores cuentistas de la literatura latinoamericana. Recordamos algunas de las inmortales frases del Mudo.

Julio Ramón Ribeyro falleció de cáncer al estómago.
Julio Ramón Ribeyro falleció de cáncer al estómago. | Fuente: ANDINA.

1. “En cada lector futuro, el escritor renace”.

2. “Una persona sin amigos corre el riesgo de no llegar jamás a conocerse”.

3. “Ser el eterno forastero, el eterno aprendiz, el eterno postulante: he allí una forma para ser feliz”.

4. “Nada me impresiona más que los hombres que lloran. Nuestra cobardía nos ha hecho considerar el llanto como cosa de mujercitas. Cuando solo lloran los valientes: por ejemplo, los héroes de Homero”.

5. “Es necesario dotar a todo niño de una casa. Un lugar que, aún perdido, pueda más tarde servirle de refugio y recorrer con la imaginación buscando su alcoba, sus juegos, sus fantasmas”.

6. “¿Por qué escribo? Para crear, sin otro recurso que las palabras, algo que sea bello y duradero”.

7. “Empieza a sobrarme un poco de pasado. Ya no sé dónde meterlo ni qué hacer con él. Eso quiere decir que me estoy volviendo viejo”.

8. “Es curioso. En el fondo de los ojos de las personas extremadamente bellas hay siempre un remanente de imbecibilidad”.

9. “El gran error de la naturaleza humana es adaptarse. La verdadera felicidad está construida por un perpetuo estado de iniciación, de entusiasmo constante”.

10. “No concibo mi vida más que como un encadenamiento de muertes sucesivas. Arrastro tras de mí los cadáveres de todas mis ilustraciones, de todas mis vocaciones perdidas”.

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