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Pese a dividirse tras su paso por Veracruz, la caravana de migrantes centroamericanos continúa su travesía rumbo a Estados Unidos y un primer grupo llegó el 4 de Noviembre a Ciudad de México.

Más de mil migrantes arribaron a la capital mexicana tras separarse del resto en Veracruz, luego de que surgieran discrepancias entre aquellos que decidieron esperar el transporte prometido por las autoridades y los que optaron por seguir a pie ante el retraso de la implementación de esa promesa.

Aquellos que llegaron a Ciudad de México fueron albergados temporalmente en un estadio deportivo con capacidad para 5.500 personas, lugar elegido por el gobierno local para brindarles asistencia médica y alimentos.

De esta manera, cuatro semanas después de salir de la ciudad hondureña de San Pedro Sula, este primer grupo de migrantes que huyen de la violencia y la difícil situación económica en sus países de origen alcanzó la capital mexicana, la cual se encuentra a poco más de 800 kilómetros de los cruces fronterizos más cercanos a través de Texas.

“Venimos de un país donde la pobreza y la criminalidad nos tiene del cuello. Ya no tenemos miedo de nada, no lo conocemos. Nuestras cabezas están listas para llegar a Estados Unidos a cumplir el sueño americano”, sostuvo Mauricio Mancilla, un hondureño que viaja con su hijo de seis años desde San Pedro Sula, a la agencia Reuters.

A la par de la llegada de los migrantes a Ciudad de México, un grupo de voluntarios apostados en el famoso santuario de la Virgen de Guadalupe ofreció viajes en autobús a los caminantes para trasladarlos al estadio.

Los integrantes de este éxodo masivo continúan su camino a Estados Unidos a pesar de que el presidente de ese país, Donald Trump, advirtió en reiteradas ocasiones que no les permitiría su ingreso y ordenó la movilización de miles de soldados a la frontera con México, donde los oficiales montaron alambrados de púas durante el fin de semana.

Asimismo, y bajo presión de Washington, el gobierno de Enrique Peña Nieto ofreció a los movilizados documentos de identificación temporales y empleos si se registran en los asilos de los estados sureños de Chiapas y Oaxaca. Según las autoridades, cerca de 2.800 solicitudes de asilo están siendo procesadas y alrededor de 1.100 centroamericanos han sido deportados.

Si bien en primera instancia, los migrantes rechazaron el plan de Peña Nieto y optaron por continuar hacia Estados Unidos, algunos ya están considerando quedarse en México como un “plan B”.

César Gómez, un guatemalteco de 20 años, admitió a Reuters que “lo primero es intentar en Estados Unidos”, aunque aclaró que “si no, tal vez me quede aquí”. Y Olvin Colindres, de Honduras, sostuvo que se quedaría en México “con los papeles”, caso contrario “mi idea es ir para Estados Unidos”. “Si hay algo resuelto para nosotros aquí (en México), tal vez tomemos una decisión diferente”, deslizó.

La primera caravana se reagrupará en Ciudad de México y un segundo contingente avanza por Chiapas

Tras su fragmentación en Veracruz, otro grupo de la primera caravana de migrantes llegó al estado de Puebla, en el centro del país. Más de 4.500 personas arribaron al municipio de Amozoc y se distribuyeron en distintos refugios.

El objetivo era reagrupar a los distintos grupos y, tras descansar el 4 de octubre, seguir rumbo a Ciudad de México para reunirse con el contingente que ya hizo pie en la capital mexicana y, desde allí, continuar su camino hacia Estados Unidos.

En Puebla, los migrantes recibieron alimentos, atención psicológica y jurídica y servicio médico, sobre todo porque muchos de ellos arrastran enfermedades respiratorias, producto de dormir a la intemperie y las largas caminatas a merced de bajas temperaturas.

Por su parte, una segunda caravana de migrantes que viaja a través de México continuó su camino a pie por el estado sureño de Chiapas durante gran parte del fin de semana y el domingo 4 de octubre se detuvo en la ciudad de Arriaga, donde las autoridades locales establecieron un refugio temporal para brindarles asistencia médica y alimentación.

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