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Madrid, 4 nov (EFE).- Malinche y Cortés o Pizarrro y Cuxirimay son solo dos de los ejemplos del mestizaje en América que la historiadora española Vicenta Márquez de la Plata recoge en un libro en el que destaca el papel de la mujer, apenas conocido.

“Mestizaje y leyenda negra”, de editorial Edaf, es el título bajo el que plasma un arduo trabajo en su línea investigadora sobre el rol de la mujer en la historia.

Y en este caso para ahondar además en que quienes vivían en América antes de la llegada de Cristobal Colón “se aculturización” durante la colonia igual que los españoles se “indianizaron” con ese mestizaje, subraya a EFE Márquez de la Plata, autora de casi una treintena de libros.

Una investigación ardua

Malinche y Cortés o Pizarrro y Cuxirimay son solo dos de los ejemplos del mestizaje en América que la historiadora española Vicenta Márquez de la Plata recoge en un libro, Mestizaje y leyenda negra, de editorial Edaf. Vicenta Márquez en una entrevista con EFE.  EFE/ Fernando Villar

La historia de los conquistadores es conocida, pero no tanto la de indígenas a las que se unieron.

“De ellas antes de casarse con estos españoles no existe historia, no tenemos”, observa, por lo que tuvo que “buscar datos perdidos” en fundaciones, libros de bautizos y de testamentos e incluso en conventos.

Para relatar las historias de conquistadores como Hernán Cortés con la indígena Malinche, a la que el libro cita como “primera madre de una nueva raza” al alumbrar al hijo de ambos Martín, o Francisco Pizarro con la inca Cuxirimay Ocllo.

Y para borrar “una parte de la leyenda negra que ahora está tan en boga por con esto del indigenismo”, subraya.

“A los españoles nos culpan de todos sus males” quienes en América siguen esa corriente, pero hace más de quinientos años “se mezclaron las razas sin que nadie pueda decir que unos veían mal al otro”, recalca.

Ya en 1503 Isabel la Católica recomendó esos matrimonios, pues todos eran “súbditos de la corona” por igual, y los nativos “nunca fueron despreciados, siempre se les tomó en cuenta”, añade.

No solo eso, sino que se integró a las élites indígenas con la nobleza castellana, desde los Moctezuma entre los mexicas a los Atahualpa en los incas.

“Se les dio el tratamiento de grandes de España”, sentencia, e igual que se acordaban matrimonios entre las monarquías europeas, se hizo en América “para aunar los pueblos”.

De ello incluye ejemplos como el de Vasco Núñez de Balboa, que venció a Chima, el cacique de Careta, en el actual Panamá, pero terminó siendo su aliado y le fue entregada una de sus hijas.

Rigor histórico

“Sin negar nada” de lo que pasó durante la colonia, porque los conquistadores “tampoco fueron santos”, defiende que no se pude convertir regla lo que “más bien fue la excepción”, además de que esos abusos se castigaban.

Actualmente “se está haciendo un esfuerzo” para que el rigor histórico prevalezca en el relato sobre aquella época, frente a esa leyenda negra, insiste.

En este punto, compara como desde el inicio de la conquista se apoyó el mestizaje mientras en las colonias británicas se repudiaba: España lo autorizó por ley en 1514 cuando que en Estados Unidos no fue hasta 1967.

“Hay que hacer mucha labor para escribir libros de un nivel alto de investigación, pero que no sean aburridos para personas que no saben historia”, concluye.

Esta obra publicada por Edaf cuenta las vidas de los primeros enlaces entre conquistadores e indígenas, de la siguiente generación ya mestiza, como una hija de Pizarro y la princesa inca Quispe Sisa, y como ese legado llega hasta nuestros días, con descendientes entre otros del Inca Garcilaso de la Vega.

Vicenta Márquez de la Plata, que pasó una parte de su vida en Ecuador y se formó en distintos países de Europa, ha sido profesora, ponente en simposios internacionales y colaboradora en revistas especializadas en historia.

Luis Ángel Reglero

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