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París, 06 mar (EFE).- La fractura en la extrema derecha francesa se convirtió este domingo en una realidad sin retorno, con el apoyo de Marion Maréchal, la exdiputada y sobrina de Marine Le Pen, al otro candidato al Elíseo de la ultraderecha, Eric Zemmour, que preludia una lucha por ese espacio ideológico después de las elecciones.

Ante 8.000 personas que habían acudido a un mitin de Zemmour en Tolón (sureste), Maréchal entró en la campaña después de haber estado durante cinco años retirada de la política activa, y lo hizo con lo que muchos analistas consideran una puñalada a su tía.

“Estoy completamente convencida de que Eric Zemmour es el mejor situado en esa elección”, señaló sin nombrar directamente a Le Pen, en quien todo el auditorio estaba pensando necesariamente en ese momento.

Explicó que esa convicción la tiene no por los sondeos, ya que Le Pen está por delante, sino por la dinámica que lleva Zemmour, que “en un tiempo récord” ha conseguido construir una “gran unión de la derecha” que atrae a personas de diferentes filiaciones y, sobre todo, que “barre el terrorismo intelectual de lo políticamente correcto”.

El equipo de Zemmour quiso presentar la formalización del apoyo de Marion Maréchal como un punto de inflexión de la campaña y también como el retorno a la actividad política de una mujer que con solo 32 años tiene ya un capital de experiencia, como antigua diputada, y como heredera del clan que encarna desde hace más de medio siglo la ultraderecha en Francia, los Le Pen.

ARAÑAR VOTOS A MARINE LE PEN

La nieta del patriarca Jean-Marie Le Pen, con la que el candidato al Elíseo ha establecido un pacto para repartirse varias decenas de circunscripciones en las que presentarse en los comicios legislativos que se celebrarán en junio, le puede aportar sobre todo popularidad.

Una popularidad con la que ambos esperan arañar votos entre el electorado de su tía Marine Le Pen, pero también entre el de la pretendiente a la presidencia francesa por el partido conservador Los Republicanos, Valérie Pécresse.

Le Pen, que cuando su sobrina salió de su silencio y mostró a finales de enero su preferencia por Zemmour reconoció que el golpe emocional para ella había sido “violento, brutal y difícil”, ha tenido casi un mes y medio para asumirlo y elaborar una respuesta política más elaborada a esa defección.

Este sábado explicó que Marion Maréchal se ha convertido en una especia de “salvavidas” de su rival en la extrema derecha, cuya campaña a su parecer “se está hundiendo”.

Una alusión sin duda al hecho de que los últimos sondeos empiezan a mostrar un efecto de la guerra en Ucrania, que está castigando a Zemmour por sus declaraciones admirativas o al menos complacientes con Vladímir Putin, pero aparentemente también a Le Pen.

En una encuesta del instituto demoscópico Ipsos-Sopra Steria publicado este sábado, las intenciones de voto para Zemmour bajaban dos puntos en una semana hasta el 13 %, mientras que las de Le Pen caían también un punto y se quedaba con un 14,5 %, lo que le daría virtualmente acceso a la segunda vuelta.

MACRON INALCANZABLE PARA LA EXTREMA DERECHA

Pero a una distancia inalcanzable del que es el gran favorito, el presidente Emmanuel Macron, que sale beneficiado electoralmente de su posición de jefe de Estado en ejercicio y con un gran protagonismo diplomático en la gestión de la crisis entre Ucrania y Rusia: subía cuatro puntos en ese sondeo al 30,5 %.

Más allá de la batalla ya perdida en las presidenciales, el posicionamiento de Maréchal junto a Zemmour prefigura una lucha futura por el espacio electoral de la extrema derecha.

Todo eso partiendo de una línea que es sensiblemente diferente a la de Le Pen, con un acento todavía más marcado en cuestiones de identidad y contra la inmigración.

Este domingo en el mitin de Tolón insistió en que “el reto de esta elección es la unidad y la continuidad del pueblo francés” y por eso “la cuestión cultural y demográfica son prioritarias”.

Mientras Le Pen ha abandonado el antieuropeísmo radical que la caracterizó en su campaña por el Elíseo en 2017, cuando quería sacar Francia del euro, Maréchal no se privó hoy de cargar con dureza contra la Unión Europea, que “se ha convertido en un gran cámping para migrantes” y en “una mentira” porque no ha cumplido las promesas de prosperidad económica.

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