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Kabul, 18 feb (EFE).- Las operaciones de rescate continúan este viernes para salvar al niño Haider, que cayó a un pozo de agua en el este de Afganistán hace tres días, unas labores ralentizadas por la complejidad del terreno, mientras aumenta la desesperación de la familia de este pequeño de seis años.

Haider supera ya las 50 horas atrapado en el túnel de tierra sin que se sepa aún cuánto tiempo necesitarán los operativos de rescate para llegar al punto en el que se encuentra, después de un trabajo ininterrumpido incluso durante la noche ante la expectación general.

“A pesar de los trabajos nocturnos de los equipos de rescate, lamentablemente el equipo no llega al niño y el proceso de trabajo es muy lento debido a la estructura geológica de la zona y el pozo de agua”, dijo a Efe Zabiullah Jawhar, portavoz del jefe de policía de la provincia de Zabul, donde ocurrió el accidente.

De momento se desconoce el estado de salud del niño ya que no se ha vuelto a escuchar ningún sonido desde la superficie, añadió el portavoz.

El ministro de Defensa del Gobierno de los islamistas, el mulá Yaqoob Mujahid, y el líder talibán Anas Haqqani, se trasladaron anoche al lugar para seguir de cerca las operaciones.

El rescate de Haider fue ganando el jueves atención pública, con figuras de la política presentes y oraciones públicas para rogar por que el niño pueda ser extraído con vida del agujero.

En las redes sociales se suceden los mensajes en los que se compara este accidente con el caso reciente del niño Rayan, rescatado sin vida tras casi 100 horas en el fondo de un pozo en Marruecos, y lamentan que la atención mediática internacional no sea la misma.

Este suceso se produce en medio de una profunda crisis económica en Afganistán, por lo que los gobiernos provinciales tienen cada vez menos recursos para hacer frente a las emergencias o las necesidades básicas del país.

A pesar de que se han producido más casos de menores que han caído a pozos en Afganistán, ni las autoridades ni los familiares toman medidas serias para evitarlo, ya que se les permite deambular libremente por las aldeas a partir de los dos años de edad.

La mayoría de los pozos se construyen en áreas rurales para hacer frente a la sequía o para cultivar amapola en zonas donde no llega el agua, y carecen en general de cubierta, aumentando las posibilidades de que caigan animales o personas.

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