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El gobierno de Quebec está cerrando todos los centros comerciales e instando a todos los restaurantes para trabajar solo pedidos de entrega (Take-out), medida que entra en vigor a partir de la medianoche, anunció el domingo el primer ministro François Legault.

Legault dijo que la medida, que estará vigente hasta al menos el 1 de mayo, se produce después de notar que demasiadas personas aún se están reuniendo en lugares públicos. Legault también pidió a todos los salones de belleza y peluquería que cerraran, dado que la profesión exige que las personas estén a menos de dos metros.

Las tiendas de abarrotes, farmacias y tiendas SAQ permanecerán abiertas.

Legault dijo que está pidiendo a las fuerzas policiales que vigilen la situación e informen a las personas si no respetan las recomendaciones, pero dijo que no quiere “reprimir” a nadie.

“La policía está allí para vigilar e informar a la población”, dijo Legault. “Solo en casos excepcionales intervendrán”.

En cuanto a las escuelas, Legault confirmó que permanecerán cerradas hasta al menos el 1 de mayo. Los CÉGEP y las universidades no volverán a abrir para las clases, dijo.

El ministro de Educación de Quebec, Jean-François Roberge, dijo que no descarta que las escuelas aún puedan reabrir antes del final del año escolar.

“Todas estas medidas son para frenar la propagación del virus”, dijo Legault, y señaló que espera que el mayor salto en los casos ocurra el lunes, dado el reciente aumento en el número de pruebas que se realizan.

La situación en Quebec

Hasta el domingo, el número de casos de COVID-19 en Quebec aumentó a 219. Eso representa un aumento de 38 casos desde el sábado.

Ha habido cuatro muertes en la provincia: el número era anteriormente cinco, pero los resultados de las pruebas ahora muestran que una de esas muertes no se debió a COVID-19.

Veinticuatro personas han sido hospitalizadas y 13 están en cuidados intensivos.

Además de los 219 casos confirmados, hay aproximadamente 2,000 resultados de pruebas pendientes. Una persona se ha recuperado. Más de 9,200 pruebas fueron negativas.

Las cuatro personas que murieron vivían en la misma residencia para personas mayores en la región de Lanaudière, al noreste de Montreal.

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