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Redacción ciencia, 15 feb (EFE).- Un equipo ha reconstruido los brotes de tizón de la patata en Estados Unidos, una enfermedad generada por un hongo que afectó a los cultivos de Norteamérica entre 1843 y 1845 y que después causó la Gran Hambruna de Irlanda en la que murió un millón de personas.

Los detalles de la investigación, realizada por la Universidad Estatal de Carolina del Norte y publicados este jueves en la revista Scientific Reports, servirán para entender mejor cómo se propagó por Norteamérica el patógeno ‘Phytophthora infestans’ antes de causar un desastre histórico en Europa.

Los investigadores basaron su estudio en informes agrícolas históricos, noticias y documentos oficiales publicados en Estados Unidos en este periodo en los que buscaron palabras clave como “putrefacción de la patata” y “enfermedad de la patata”.

“Eso nos permitió reconstruir los mapas originales de los brotes utilizando las coordenadas de localización mencionadas en los documentos”, explica Jean Ristaino, catedrática de Patología Vegetal en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y autora correspondiente del estudio.

  El estudio descubrió que la enfermedad del tizón tardío de la patata se declaró por primera vez en 1843 en cinco localidades de los estados de Nueva York, Delaware, Conneticut, Nueva Jersey y Pennsylvania.

A finales de 1844, la enfermedad se había propagado a otras 107 localidades, a seis estados más: Ohio, Massachusetts, Rhode Island, Vermont, New Hampshire y Maine, así como a la provincia canadiense de Nueva Escocia.

En 1845, el año en que esa enfermedad llegó a Europa y causó estragos, el patógeno se había extendido a 53 nuevas localidades y cuatro nuevos estados de los Estados Unidos (Michigan, Illinois, Indiana y Maryland) y a la provincia canadiense de Nuevo Brunswick.

Según informes contemporáneos citados por el estudio, la enfermedad provocó pérdidas en las cosechas de entre el 33 y el 50%.

En los documentos históricos, los autores también investigaron las teorías históricas sobre el origen del tizón de la patata y los remedios para tratarla entre 1843 y 1845.

La mayoría de fuentes citaban a los insectos, las condiciones meteorológicas, las variedades de patata de mala calidad y un hongo como origen de la enfermedad, aunque también descubrieron en los documentos históricos un gran debate sobre si el hongo era la causa o la consecuencia de la enfermedad.

Los tratamientos sugeridos para la enfermedad por las mismas fuentes incluían óxido de calcio (conocido como cal), azufre, sulfato de cobre (conocido como cobre azulado) y sal.

Además, sospechaban que la enfermedad provenía de tubérculos de patata importados de Nueva Escocia, Francia y Bogotá (Colombia).

La enfermedad en los siglos XX y XXI

Para aprender más cosas sobre la propagación moderna de P. infestans, el equipo también examinó los tuits de 2012 a 2022 y buscó en ellos los nombres comunes y científicos del patógeno para geolocalizar las fuentes.

“La minería de redes sociales fue interesante porque descubrimos que la mayoría de las personas que hablan de esta enfermedad son científicos de países desarrollados que promocionan su propio trabajo en Twitter (ahora X)”, explica Ristaino.

“También fue interesante observar que los estados en los que apareció la enfermedad hace tantos años siguen teniendo la enfermedad ahora”, advierte.

El estudio utilizó el buscador Google Ngram Viewer para revelar un hallazgo sorprendente: Los investigadores observaron un repunte del tizón tardío en los documentos de la década de 1950 y al profundizar en la bibliografía académica citada en los documentos, Ristaino vio pruebas de un gran brote que afectó a los cultivos de tomate en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial.

 “Eso podría haber sido la aparición de una nueva cepa norteamericana del patógeno, conocida como U.S. 1, que se extendió después de eso”, apunta.

Ristaino y su equipo planean seguir con este trabajo y ampliar las herramientas analíticas a otras enfermedades y plagas de las plantas. EFE

ecg/pss

Un tubérculo de patata infectado como el que podría haber desencadenado los primeros brotes en EE.UU. Crédito: Jean Ristaino
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