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Santiago de Chile, 4 may (EFE).- El director y productor chileno Andrés Wood dice que se necesita “un poco más de tiempo” para contar cinematográficamente el laberinto político en el que está inmerso Chile, que este domingo celebra sus segundas elecciones constituyentes en dos años, y pide no leer la actualidad en clave “blanco o negro”.

El director y productor chileno Andrés Wood habla durante una entrevista con EFE, el 27 de abril 2023, en Santiago (Chile). EFE/Elvis González

“Creo que hay algo profundo que todavía nos cuesta entender porque nos cuesta comprender el país que somos”, asegura Wood en una entrevista con EFE días después de que sus dos últimas producciones triunfaran en los premios Platino, la película “1976” y la miniserie “Noticia de un secuestro”.

El director y productor chileno Andrés Wood habla durante una entrevista con EFE, el 27 de abril 2023, en Santiago (Chile). EFE/Elvis González

“El proceso que vivimos es muy desafiante”, agrega el cineasta, a las puertas de que los chilenos elijan a los 50 consejeros que redactarán una segunda propuesta de carta magna para sustituir a la actual, heredada de la dictadura (1973-1990).

Para Wood (Santiago de Chile, 1965), hay ciertas “incongruencias” en la sociedad chilena, que estalló “como un volcán” pidiendo más derechos sociales en las protestas de 2019 y, dos años después, rechazó en un plebiscito el pasado septiembre una propuesta de nueva Constitución que blindaba servicios básicos como la salud, la educación o las pensiones.

“Había un subtexto, algo subterráneo que salió como una explosión. Ese volcán hizo todo evidente pero, de alguna manera, el subtexto se quedó vacío”, explica.

“La gente está muy insatisfecha. Se nos cayeron las instituciones, la Iglesia, se nos cayó el poder”, añade.

“NOS LO TENEMOS QUE CREER MÁS”

El primer gran éxito de Wood fue “Historias de fútbol” (1997), aunque su película más conocida es “Machuca” (2004), que cuenta la amistad entre dos niños de clases sociales distintas días antes del golpe que derrocó a Salvador Allende.

Con “La buena vida” (2008) se llevó el Goya a la mejor película extranjera de habla hispana y con “Violeta se fue a los cielos” (2011) homenajeó a la gran folclórica chilena Violeta Parra.

Su última cinta como director es “Araña” (2019), donde sigue a tres jóvenes ultraderechistas en los albores del golpe, del que se cumplen 50 años en septiembre.

Dice que no tiene especial predilección por este oscuro capítulo de la historia chilena, pero recientemente su estudio también produjo la premiada “1976”, que está ambientada en plena dictadura y es el debut detrás de las cámaras de Manuela Martelli, una de las protagonistas de “Machuca”.

“Es una gran grieta en nuestra sociedad. Es nuestro Vietnam, entre comillas, y nos condiciona hasta el día de hoy”, afirma.

Wood es consciente de que integra un club privilegiado de cineastas chilenos que han podido sacar adelante sus proyectos en un país con poca financiación audiovisual y donde el cine está reservado mayoritariamente para una élite.

“Esa es parte de la autocrítica que tenemos que hacernos los mismos cineastas y productores. Hoy hay condiciones políticas y, sobre todo, conciencia y, de alguna manera, se está revirtiendo eso, pero no con la fuerza que quisiéramos”, admite.

Tras rodar en Colombia la miniserie basada en la novela homónima de Gabriel García Márquez “Noticia de un secuestro”, el cineasta cree que Chile debería fijarse más en las políticas culturales que se han desarrollado allí y que han ayudado a “consolidar” una industria “muy importante”, que hace unos años era solo emergente.

“Deberíamos aprender de esa capacidad del mundo privado de unirse con el mundo público de una forma mucho más espontánea. Nosotros tenemos pavor de, entre comillas, intervenir los mercados. En Colombia han sido muy creativos a través de incentivos súper concretos”, explica.

Chile, concluye, “se tiene que creer que puede tener una gran industria y, para eso, hay que ser creativo y no dogmático en el pensamiento económico”.

María M.Mur

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