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Nueva York, 9 nov (EFE).- El cantautor español Joan Manuel Serrat pasó revista anoche a su vida y su obra, ahora que ya se ha retirado de los escenarios, en una conversación con estudiantes y profesores de la Universidad de Harvard, en el noreste de Estados Unidos.

Invitado por el Instituto Cervantes, la charla del cantante (79 años), de tono muy distendido, fue organizada por el Departamento de Lengua y Literatura románicas de la universidad en el teatro Farkas Hall de la universidad, y el público era en su mayoría de origen latino, abundando los mexicanos, argentinos y españoles.

Según contó a EFE Marta Mateo, directora del Centro Cervantes de Harvard, Serrat habló ante un público ya entregado que abarrotaba la sala, al que contó que “nunca quiso ser otro” porque jamás se sintió esclavo de su personaje.

Reconoció que para él cantar ha sido “un vicio maravilloso, pero también un oficio” que además le ha permitido durante sus más de 50 años de carrera conocer e intercambiar con otros cantantes un montón de experiencias maravillosas.

Serrat no rehuyó las cuestiones políticas y dijo que, tras haber tenido “una infancia feliz”, solo al ser mayor se hizo consciente de las injusticias que le rodeaban, pero desde entonces adquirió un compromiso innegociable con los valores democráticos y la justicia.

Con respecto a su identidad, reivindicó su parte de “charnego” al proclamar que el mestizaje le parece “estupendo y enriquecedor”, y quiso quitar importancia a la idea de la patria haciendo suyas las palabras de su propia madre, quien decía: “Yo soy de donde comen mis hijos”.

El conversatorio de Serrat y cuatro profesores de español de ese departamento fue seguido por preguntas de los estudiantes, que tras una hora y media de charla tenían preparada una sorpresa para el cantante catalán: cuatro alumnos interpretaron en modo jazzístico tres de los temas más míticos de Serrat: Mediterráneo, Aquellas pequeñas cosas y Penélope.

Y para no defraudar a nadie, Serrat se unió al cuarteto y cantó con ellos los compases finales de Penélope, antes de ser despedido con una ovación. EFE.

fjo/jgb

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