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LIMA, 02 ABRIL.- El viernes pasado, las protestas en Huancayo escalaron hasta el punto de no retorno durante el quinto día de paro de los transportistas. Un enfrentamiento entre civiles y miembros de la policía peruana ha causado destrozos y saqueos en el centro de la ciudad.

La policía local solo está resguardando el centro de la ciudad de Huancayo, el cual controló luego de que lanzaron gases lacrimógenos a los campesinos y transportistas que iniciaron la protesta, y que luego recibieron el apoyo de una gran cantidad de trabajadores y madres de familia que salieron de sus hogares en apoyo a los protestantes.

Las enardecidas turbas apedrearon la sede del Gobierno Regional de Junín e intentaron quemarla también. Mientras que la fachada del edificio resultó totalmente dañada, un módulo interior de atención al ciudadano resultó dañado. Hubo destrucción de algunos equipos de cómputo en el primer piso, mientras que otros equipos fueron sustraídos.

Los manifestantes repiten consignas como estas durante sus diatribas histéricas: “Lima sin comida si no hay solución! ¡Castillo y Congreso, la misma porquería!”, !Castillo renuncia el pueblo te repudia!

Sin embargo, cabe destacar que la causa principal del enfado de los manifestantes fue la decisión del presidente Pedro Castillo de entablar una confrontación en lugar de apaciguar y dialogar durante la crisis. Inmediatamente, la respuesta al golpe fue feroz, especialmente en Huancayo, cuna del partido de gobierno peruano -Perú Libre- sede del escenario de la mayor indignación popular.

El jueves último, Castillo luego de desestimar, acusó y aseguró que los gremios protestantes que auspician estas movilizaciones que “son malintencionadas y pagadas por algunos dirigentes”. Estas palabras del presidente fueron rotundamente rechazadas por los manifestantes.

“Esto no es pagado, esto es el pueblo”, Asi, arengaban los manifestantes al unísono en la capital huanca, y muchos recordaban y comentaban cuando Castillo, en sus tiempo de agitador sindical los incitaba a la violencia, como lo hizo cuando paralizó el trabajo escolar por más de tres meses en el año 2017. Ahora debe enfrentar las consecuencias.

Las principales vías de acceso a Junín y sus nueve provincias quedaron bloqueadas esta mañana. Aproximadamente 8,000 manifestantes se reunieron solo en la Plaza Huamanmarca, según un informe policial. Minutos antes del mediodía, apedrearon la sede de Perú Libre, controlada por el Gobierno Regional de Junín. La policía disparó botes de gas lacrimógeno como respuesta de disuasión pero eso caldeó más los ánimos de las turbas, empoderandose un caos casi anárquico en el lugar de los hechos.

Entre el fatídico resultado de la represión en estas movilizaciones cabe destacar que ya se han declarado 3 pérdidas humanas, uno de ellos se trata de un menor de edad.

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