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La canciller alemana, Angela Merkel, dijo el miércoles que hasta el 70 por ciento de la población de su país podría estar infectada por el coronavirus mortal, lo que enfatiza la necesidad de frenar su propagación.

“Cuando el virus está ahí, la población no tiene inmunidad y no existe terapia, entonces el 60 al 70 por ciento de la población se infectará”, dijo durante una conferencia de prensa en Berlín.

“El proceso debe centrarse en no sobrecargar el sistema de salud al desacelerar la propagación del virus … Se trata de ganar tiempo”, agregó, según Reuters.

Los comentarios de Merkel se producen después de que el diario alemán Bild atacara su manejo del brote, que describió como “el caos de la corona”.

“Sin apariencias, sin discurso, sin liderazgo en la crisis”, escribió el medio de comunicación.

A partir del miércoles, Alemania ha confirmado dos muertes y casi 1.300 infecciones.

El ministro de Salud, Jens Spahn, quien lidera la respuesta del país, dijo que sellar sus fronteras no funcionaría y rechazó los llamados a seguir al vecino Austria para negarle la entrada a los visitantes de Italia.

El miércoles, le dijo a la emisora ​​Deutschlandfunk que era “asombroso” que no se hubiera tomado la decisión de suspender un partido de fútbol entre Union Berlin y Bayern Munich programado para el sábado en Berlín.

Más tarde se determinó que el juego se llevará a cabo a puerta cerrada, una decisión que Spahn dio la bienvenida.

Bajo el sistema de gobierno federal de Alemania, los 16 estados y las autoridades regionales del país pueden decidir si deben hacerse caso a los consejos de Spahn de cancelar eventos con más de 1,000 participantes.

“La crisis de la corona muestra que, sin una guía clara, el federalismo en la lucha contra las epidemias está llegando a sus límites”, escribió Bild.

Gobernantes levantan muros por todo el mundo por coronavirus

ROMA (AP) — Las prohibiciones de viajar alzaban muros por todo el mundo el jueves, la gente permanecía en sus hogares y se frenaban las ruedas del comercio en el esfuerzo por detener la pandemia de coronavirus que se ha desencadenado sobre el planeta.

Después de restar importancia al problema durante semanas, el presidente estadounidense Donald Trump cambió bruscamente de tono, y en un discurso adusto desde la Oficina Oval anunció normas estrictas para los viajes desde la mayor parte de Europa a partir del fin de semana. A lo cual siguió una insólita advertencia del Departamento de Estado de “repensar los viajes al exterior”.

La Unión Europea se apresuró a condenar la decisión “unilateral” de Trump, al declarar que la pandemia de coronavirus es una “crisis global, no limitada a continente alguno, y requiere la cooperación en lugar de medidas unilaterales”.

El coronavirus detectado a principios de año en China ha provocado epidemias en Asia, Europa y Medio Oriente, pánico en los mercados financieros globales y una sucesión alucinante de acontecimientos.

Estos incluyen la designación oficial de “pandemia” por la Organización Mundial de la Salud, la drástica prohibición de la mayoría de los viajes entre Estados Unidos y 26 países europeos y la rápida sucesión de anuncios de infecciones por estrellas de Hollywood, luminarias del deporte y dirigentes políticos, además de turistas en buques de crucero. Y el trasfondo de todo es el derrumbe de economías a través del mundo que afectan a todos, no solo a los inversionistas de Wall Street.

“Se podría decir que es el equivalente infeccioso de un gran terremoto que nos va a sacudir durante semanas”, dijo el doctor Jeff Duchin, un alto funcionario de salud pública en Seattle, uno de los focos principales de la epidemia en Estados Unidos.

Alrededor del mundo, los hogares para ancianos prohibieron las visitas para proteger a este sector, el más vulnerable al nuevo virus.

La infección ha afectado a unas 126.000 personas en más de 110 países. La amplia mayoría se concentra en cuatro países: China y Corea del Sur, donde disminuyen los casos nuevos, e Irán e Italia, donde sucede lo contrario. Más de 4.600 personas han muerto en el mundo.

En Italia, el centro de la epidemia en Europa, cerraron restaurantes, cafés y tiendas el jueves después que el primer ministro impuso una prohibición nacional de los desplazamientos por razones personales. Se permitió que abrieran las tiendas de alimentos, farmacias, mercados al aire libre y quioscos de diarios.

El mismo monte Everest cerró sus puertas. Funcionarios del montañismo chino cancelaron las escaladas de primavera desde su lado de la montaña, y del otro lado, en Nepal, los operadores dicen que hay un torrente de cancelaciones.

En Estados Unidos, con más de 1.300 casos, predomina la sensación de gravedad.

Se vaciaron escuelas y puestos de trabajo en las oficinas. La tradicional ronda final del básquetbol universitario seguirá adelante, pero en estadios vacíos, y la NBA suspendió el torneo profesional. Se cancelaron los jubilosos desfiles y fiestas del Día de San Patricio en Estados Unidos e Irlanda. Los programas de TV se graban sin público, los vagones del metro de Nueva York circulan casi vacíos en la hora pico y las familias se encierran en sus casas, preguntándose qué sucederá.

Mientras la pandemia se abate sobre Europa y Estados Unidos, sigue retrocediendo en China, donde aparecieron los primeros casos de COVID-19 en diciembre. El jueves registró apenas 15 casos nuevos. Más del 75% de los enfermos en China se han recuperado.

La mayoría de los infectados exhiben síntomas leves o moderados como fiebre y tos, aunque en personas mayores o con problemas subyacentes pueden ser más graves y llegar hasta la neumonía. La convalecencia en casos leves dura unas dos semanas, en los casos más graves de tres a seis, según la OMS.

La canciller alemana Angela Merkel advirtió a su país que hasta dos tercios de los habitantes podrían contagiarse, ya que no hay inmunidad al COVID-19.

“Todos los días hemos pedido a los países que tomen medidas urgentes y agresivas”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Hemos tañido la campana de alarma con fuerza y claridad”.

El actor Tom Hanks dijo que él y su esposa Rita Wilson dieron positivo. Las autoridades australianas dijeron que la pareja se encuentra en un hospital en Queensland y quienes tuvieron contacto con ellos deben ponerse en cuarentena.

En Italia, el club de fútbol Juventus dijo que el defensor Daniele Rugani dio positivo. En Irán, se diagnosticó el OCIVD-19 al vicepresidente y dos ministros. En España, la ministra de igualdad está infectada y su esposo, un viceprimer ministro, está en cuarentena.

Las acciones se derrumbaron en Asia, arrastradas por una caída de 1.464 puntos del índice Dow Jones.

“Impera la sensación de que no sabemos dónde acabará”, dijo Brad McMillan, gerente de inversiones del Commonwealth Financial Network.

En Europa, el anuncio de Trump causó estupor en gobiernos y aerolíneas.

Gran Bretaña e Irlanda quedaron exentas de la prohibición a pesar de haber impuesto menores restricciones que muchos países de la UE, lo que pone en duda la coherencia de la medida estadounidense. Trump tiene propiedades en ambos países.

Trump acusó a Europa de no responder con suficiente rapidez al “virus extranjero” y dijo que los focos estadounidenses fueron “sembrados” por viajeros europeos.

Los presidentes del Consejo Europeo, Charles Michel, y la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, respondieron que la pandemia de coronavirus es una “crisis global, no limitada a continente alguno, y requiere cooperación en lugar de medidas unilaterales”.

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