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Puebla (México), 29 mar (EFE).- Feligreses mexicanos realizaron este Viernes Santo la Procesión de los Engrillados de Atlixco, un acto católico en el que cargan hasta 50 kilos de cadenas en el dorso y los tobillos, así como espinas de huizache (árbol de espinas), para recorrer 3 kilómetros por calles con tapetes de aserrín.

Feligreses católicos celebraron este viernes la procesión de los Engrillados de Atlixco, en el estado de Puebla (México). EFE/ Hilda Ríos

En Puebla, estado del centro de México, desde las primeras horas del viernes acudieron a la Parroquia de Guadalupe del municipio de Atlixco para comenzar con su preparación física para el ritual, con el que suelen pedir milagros relacionados con la salud y la sanación espiritual.

Feligreses católicos celebraron este viernes la procesión de los Engrillados de Atlixco, en el estado de Puebla (México). EFE/ Hilda Ríos

El rito inicia con la colocación de las túnicas cortas para mujeres y de taparrabos para hombres para dejar desnudo su torso, después se colocan cadenas de diferente grosor y peso en forma de equis, mientras que en los tobillos se amarran algunas que van arrastrando.

Posteriormente, un sacristán coloca con unas pinzas las espinas en la mano y arrojar otras en brazos y piernas para que se incrusten en la piel.

El paso final es un pañuelo que cubra su rostro y la corona de espinas, aditamentos que ayudan a sentir y vivir la Pasión de Cristo.

Guadalupe Escobar expuso a EFE que es la segunda vez que participa en la procesión para agradecer la sanación de una bebé que tuvo complicaciones de salud, pues ofreció a Dios su participación si curaba a la niña.

“Mentalmente, (quiero) pedirle a Dios que me de aguante para el recorrido, ya que a partir de las 10 de la mañana ya se siente mucho el calor”, compartió.

María Machorro Montiel, participante de 43 años, acudió para pedir el eterno descanso de su abuelo, quien murió el pasado 2 de noviembre, y para mitigar el dolor que siente por su pérdida.

“Vivía con él la Semana Santa desde Domingo de Ramos, lo que es (la visita a) las siete casas, las tres caídas, siempre fue vivir con él Semana Santa. Es mi primer año sin él”, narró.

Miguel Meléndez, primerizo, relató que acude para pedirle a Dios que le ayude a sanar porque desde hace seis años recibe hemodiálisis y ha ido deteriorándose su salud.

“Me las he visto muy duras, pero Dios nunca me ha dejado solo, por eso hago esta promesa, es difícil, pero como vengo con mi fe yo sé que voy a poder y voy a llegar”, señaló.

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