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Lima, 12 jul (EFE).- Entre inmaculados pliegos de papel y delicadas placas de vidrio se conservan los retratos que el fotógrafo francés Eugéne Courret tomó de familias, héroes peruanos y escenas cotidianas de la élite limeña de finales del siglo XIX y principios del XX, un legado que, a partir de ahora, forma parte del Patrimonio de la Memoria de la Unesco.

Fotografía de una placa de vidrio que muestra una imagen capturada por el fotógrafo francés Eugéne Courret, mostrada el 3 de julio de 2023 en el archivo de la Biblioteca Nacional del Perú, en Lima (Perú). EFE/ Paolo Aguilar

“Esta colección de placas ha sido declarada memoria del mundo, lo que quiere decir que nuestro patrimonio cultural, nuestra memoria local, es ahora una memoria del mundo, y que por tanto debe ser conocida, reconocida y conservada para este. Eso nos llena de orgullo como peruanos y también como bibliotecarios y guardianes del archivo”, cuenta a EFE la jefa institucional de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), Fabiola Vergara.

Fotografía de una placa de vidrio que muestra una imagen capturada por el fotógrafo francés Eugéne Courret, mostrada el 3 de julio de 2023 en el archivo de la Biblioteca Nacional del Perú, en Lima (Perú). EFE/ Paolo Aguilar

Courret (1839-1920) estuvo en Perú desde 1864 hasta 1933 y durante décadas retrató a la alta sociedad limeña, con su acentuada influencia europea. En sus imágenes se aprecian rostros, detalles y costumbres que permiten saber más sobre el pasado de la capital peruana.

“Esta memoria muestra cómo era el Perú en una época de transición (…) muestra cómo iba cambiando nuestro país, por ejemplo con la migración de muchas personas de Europa. Es una memoria muy rica que muestra cómo hemos sido y cómo nos proyectamos hacia el futuro”, añade Vergara.

Este jueves, la BNP recibirá el reconocimiento de que 30.693 de las placas del fotógrafo francés han sido incorporadas al registro del Programa Memoria del Mundo de la Organización de las Naciones Unidas, con la finalidad de procurar la preservación y acceso al patrimonio.

RETRATOS DE SOCIEDAD

Entre las decenas de miles de imágenes hay fondos pintados inspirados en estudios franceses e ingleses, al igual que la moda y peinados que hacen pensar que el estudio estaba en calles parisinas y no de la capital.

“Las familias migrantes querían retratar sus costumbres de lo que ellos estaban aportando a nuestro país y traían desde Europa”, indica la directora al añadir que entre estas influencias de fuera, también se encuentran escenas peruanas como las famosas tapadas limeñas.

En las frágiles placas se aprecian multitud de fotos de la infancia, grupos de niños haciendo la primera comunión o jugando, y también bebés blancos con sus amas de leche, mujeres negras que a veces salían con el rostro tapado.

Entre infinitos rostros anónimos sobresalen Francisco Bolognesi y Miguel Grau, héroes de la Guerra del Pacífico (1879-1883), fotografiados en una época que marcó a la capital y que Courret ilustró más allá de soldados, por ejemplo, al capturar a las novias que se casaban de negro en muestra de luto

“Nos ha pasado que algunos usuarios lectores han encontrado fotos de su familia de sus antepasados reflejados y eso también nos llena de orgullo poder conectarnos de esa manera y que un servicio público pueda generar esa memoria personal y local”, anotó Vergara.

VIAJE EN EL TIEMPO CONSERVACIÓN

Esta valiosa colección, que está formada por más de 50.000 placas, fue adquirida por el estado peruano a finales de la década de los 80, pero ha sido en los últimos años cuando los expertos de la BNP han trabajado para restaurar y ponerla en valor.

“El proceso ha sido largo, agotador, a veces nos hemos topado, como todo sector público en todos los países, con tener que convencer a las autoridades. Pero hoy en día es muy satisfactorio ver que el producto que es parte de nuestra memoria, de nuestro país, forma parte de la memoria del mundo. Es realmente una sensación indescriptible”, señala la especialista en conservación de material fotográfico de la BNP, Maribel Amanda Chamorro.

En el sótano de la Biblioteca Nacional de Perú se respira un aire de laboratorio científico, por la precisión y pulcritud necesarias para cuidar estos objetos de cristal, pero también flota cierta magia por el viaje en el tiempo que supone sumergirse en estos.

“El soporte, al ser de vidrio, es muy quebradizo ya de por sí, y por ende la manipulación debe ser muy cuidadosa. La capa que lo cubre, la emulsión que es bien de colodión, mucho más frágil, o de gelatina de plata, está sujeta a una mínima abrasión, a un mínimo roce y esto puede desencadenar que se deteriore y perdamos parte de la información”, dice la experta.

El trabajo del equipo no acaba en la conservación de las placas, que se digitalizan con herramientas tecnológicas de máxima precisión para que así formen parte del archivo digital de la biblioteca y que cualquier usuario las pueda observar.

“Courret tenía una preocupación de conservar, porque que hayan llegado hasta nuestros días cerca de 50.000 placas es un trabajo que él tuvo que haber realizado”, concluye la directora de la biblioteca.

Paula Bayarte

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