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Sucursal de Wells Fargo en un suburbio en Estados Unidos. JIM YOUNG (REUTERS)

Los empleados de Wells Fargo vuelven a tropezar. Esta vez por un incidente aparentemente menor que no afecta a sus clientes. Pero el nuevo episodio vuelve a poner en evidencia la cultura tóxica que sigue dominando en el banco de San Francisco. La entidad acaba de confirmar el despido o la suspensión de directivos que falsearon facturas para embolsarse las cenas que encargaban antes de dejar la oficina.

La entidad, que está siendo controlada muy de cerca por los reguladores del sector financiero en Estados Unidos, considera por eso que estos empleados violaron las reglas. No precisa el número de directivos que ha despedido, suspendido temporalmente o a los que ha retirado las pagas extraordinarias. El incidente ha sido reportado a la autoridad que regula la industria financiera (FINRA).

La sucesión de escándalos llevó a la Reserva Federal en los últimos días de la presidencia de Janet Yellen a limitar el crecimiento de sus activos hasta que pudiera demostrar que protege a sus clientes frente a los abusos. Sus empleados crearon 3,5 millones de cuentas falsas. Por este fraude recibió también una severa sanción y recientemente tuvo que compensar a los inversores por las pérdidas que sufrieron.

A comienzos de este mes también, el Departamento de Justicia anunció una multa de 2.090 millones de dólares al banco por engañar a los inversores sobre la calidad de los paquetes de deuda hipotecaria que le vendieron entre 2005 y 2007, que contribuyeron al estallido de la crisis financiera hace ahora 10 años. Wells Fargo es uno de los mayores prestamistas del país.

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